El feminismo es justicia social. Más allá del debate sobre qué causas nos unen, se debe primero entender que el feminismo es la lucha contra la opresión sexista en todas sus formas. Y que esta opresión toma diversas facetas, pues se manifiesta sobre tres constructos sociales: género, raza y clase. También es teoría política y lucha contra la opresión sexista. Es una lucha contra las estructuras sobre las cuales se erige la dominación de género y raza, y contra las que producen no ejercicios de derechos, así como miseria y violencia.
A raíz del incremento en la visibilidad de las recientes movilizaciones feministas y el interés por ellas en sectores de la sociedad que no habían mostrado interés en ellas, se empezó a cuestionar en sectores más conservadores de la sociedad la validez de ciertas luchas. Y en un afán de que el feminismo no sea incómodo, ha salido un grito de batalla que convoca a olvidarse de las causas “que dividen” y “que no nos representan”, y conservar “las que nos unen”. En este planteamiento se deja de lado el punto clave. El feminismo es interseccional o no será.
Se define a la interseccionalidad como encuadre para adentrarnos en las diferentes identidades que pueden coexistir (por ejemplo: mujer, indígena) y sistemas de opresión (patriarcado, supremacía racial). El término fue acuñado por Kimberlé Crenshaw y es un desafío al llamado actual. Las mujeres no somos ni nunca seremos un colectivo homogéneo, con iguales posiciones en las estructuras de poder. Este despertar en la lucha feminista debe entender que no es “una mujer”, sino muchas construcciones de mujeres, donde cada una enfrenta también una pluralidad de violencias y desigualdades.
Feminismos hay muchos, como diversas y plurales son las mujeres. “Pero no deben caer en la trampa de dividirse entre ellas, pues si bien los feminismos son diversos, hoy más que nunca deben unirse”, concluyeron especialistas en Diálogos para la Utopía: Feminismo, organizado por el Sistema de Universidad Virtual de la Universidad de Guadalajara a principios de marzo.
En el contexto de ese encuentro, la doctora Érika Adriana Loyo Beristáin, jefa del Centro de Formación en Periodismo Digital, enfatizó que la violencia de género y la desigualdad tienen muchas caras: “Cuando estás en el día a día te das cuenta de que no solo es el acoso, no solo es el hostigamiento, no solo la violencia de pareja, sino también encuentras problemas que se van engranando y que no habíamos hecho visible. Por ejemplo, el olvido en que están las mujeres que buscan a sus desaparecidos. Como mujeres. Sin atención, sin cuidado, con una búsqueda permanente de justicia y autonomía. Es uno de los sectores más olvidados por la política pública e incluso por la academia”, concluyó Loyo Beristáin (El Occidental 06-03-2020).
No obstante, para muchas pensar en la interseccionalidad les hace creer que el movimiento feminista se fragmentará, lo cual es falso.
Hace 17 años, bell hooks (en minúsculas, seudónimo de Gloria Jean Watkin) escribía Feminism is for Everybody: Passionate Politics. El libro abre con la siguiente frase: “El feminismo es un movimiento para acabar con el sexismo, la explotación sexista y la opresión”.
Ahí exhorta a retomar ese debate. Para ella, el feminismo “abrió un espacio para que las interseccionalidades salieran a la luz” y es necesario reabrirlo “para alcanzar un mundo donde se compartan los recursos y abunden las oportunidades de crecimiento personal para todo el mundo, independientemente de su clase”. Así, una vez que la pausa impuesta por la pandemia nos haga retomar el debate, la ruta no es encontrar la agenda en común. No es dar con puntos de encuentro que no incomoden los privilegios de las otras. Es luchar por agendas que incluso incomoden a las participantes. El punto de encuentro del feminismo no es otro que la justicia social para todas. Lo otro no es feminismo, es un paliativo a modo para el remordimiento social.
*Maestra en Artes y doctora en Educación. Coordinadora del Departamento de Artes y Humanidades del Centro de Investigación y Desarrollo de Educación Bilingüe UANL.Twitter: @saraiarriozola