Las niñas son violentadas ante nuestros ojos y nada hacemos por evitarlo.
Esa es la conclusión a la que podemos llegar tras la publicación del reporte Estado de la Población 2020, a cargo del Fondo de las Naciones Unidas para la Población, cuya función es vigilar la salud sexual y reproductiva.
"Cada día, cientos de miles de niñas de todo el mundo sufren daños físicos o psicológicos con el pleno conocimiento y consentimiento de sus familiares, amigos y de sus comunidades, y si no se toman medidas urgentes, la situación puede empeorar".
La mutilación genital femenina, el matrimonio infantil y la preferencia pre y posnatal por los nacimientos de hijos varones son tres prácticas nocivas que se encuentran extendidas y en las cuales se centra el reporte, entre las 19 violaciones de los derechos fundamentales que sufren las mujeres por el hecho de serlo.
En la contextualización geográfica, en América Latina y el Caribe, 60 millones de niñas se casan antes de cumplir los 18 años: más de 60 por ciento de estas niñas pertenece al grupo poblacional de menores recursos.
En el caso de México, el matrimonio infantil es la epidemia que no cede. El reporte señala que nuestro país ocupa el octavo lugar en el mundo en las cifras correspondientes a niñas casadas antes de los 18 años, y ubica que al menos una de cada cuatro niñas (26 por ciento del total poblacional) contrae matrimonio antes de cumplir la mayoría de edad.
Si bien en 2014 se promulgó la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, que estableció los 18 años como edad mínima para contraer matrimonio, no fue sino en 2019 cuando se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto con el que se reformó el artículo 148 y otros del Código Civil Federal en materia de prohibición de matrimonio infantil. Y fue el mes pasado cuando en Baja California se eliminaron las dispensas para ello.
Más allá de los vericuetos legales, no deja de llamar la atención el poco eco –incluso en las esferas feministas– de este problema. De ahí parte la importancia de entender el feminismo desde un análisis interseccional, en el que las diferentes categorías sociales generan opresiones y privilegios diferentes en las mujeres, y no generar causas élite en la agenda.
Este silencio ante causas necesarias es el resultado de la "hegemonía de un escaparate feminista glamurizado", menciona Alba Correa, periodista en temas de género. Y no solo ha ocultado de la historia a líderes y activistas, sino también lo ha hecho con las víctimas del sistema.
Al parecer, dentro del mismo feminismo nos hemos encargado de silenciar o de invisibilizar a aquellas más débiles, teniendo causas élites y reproduciendo los modelos de una sociedad patriarcal, donde los intereses de unas cuantas se posicionan por sobre otras. Se olvida que se trata de todas las mujeres contra todas las violencias. Incluso si esas causas no están de moda.
Sarai Aguilar Arriozola
*Maestra en Artes y doctora en Educación. Coordinadora del Departamento de Artes y Humanidades del Centro de Investigación y Desarrollo de Educación Bilingüe UANL.