Política

Alejandro Sanz e Ivet Playá: ¿pisando fuerte o corazón partío?

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La edad es cuestión de percepciones, dicen por ahí. Se puede ser joven para algunas cosas y mayor para otras. Al menos esa es la lectura que se está utilizando en el caso de Ivet Playá en relación con Alejandro Sanz.

Cabe recordar que, en días pasados, Alejandro Sanz fue “funado” en redes sociales por una excolaboradora, Ivet Playá, con la que sostuvo una relación romántica. En la declaración emitida por Playá a través de un video de TikTok, menciona un presunto abuso de poder al ser ella una fan: “Estoy aquí porque necesito contar mi historia con Alejandro Sanz, por la niña que fui, pero sobre todo por la mujer que soy hoy”.

Relató que en 2015, cuando ella tenía 18 y él 49, el cantante comenzó a interactuar con la joven través de redes sociales: “Yo era su fan y pues me sigue en redes sociales y yo lo alucinaba con que alguien como él, tan famoso y querido por todo el mundo, pues me mandara mensajes privados…”

En otra parte del video señala que ella dejó su casa a los 22 años por seguirlo a Madrid, donde el artista español le ofreció trabajo y finalmente sostuvieron una relación personal.

Ella califica la situación como inhumana y dolorosa, entre otras cosas. El cantautor a las 24 horas emitió un comunicado diciendo que las acusaciones derivaban de un tipo de revancha personal y que para él “había sido una relación consensuada entre adultos”.

Al margen de las causas que motiven las declaraciones, lo que se puede revisar son los hechos. Si bien se ha señalado ya en múltiples momentos que como sociedad se debe de trabajar en la percepción cultural de validar y aplaudir a los hombres mayores que sostienen relaciones con mujeres cada vez más jóvenes, eso no constituye ningún delito. Esto basándonos en lo especificado por ella a partir de su mayoría de edad. Pues lo que es inadmisible y delictivo es cualquier contacto de un hombre adulto con una adolescente menor de edad con intenciones sentimentales o sexuales. Y en ese caso se debe proceder legalmente siempre.

No obstante, en el caso de adultos, las relaciones no exitosas pueden ser dolorosas, pero no son un crimen. Nos podemos desgañitar en la agenda feminista cuestionando estas relaciones y es totalmente legítimo el sentimiento de que no son proporcionales en madurez, entre otras cosas. Pero legalmente no hay nada que las impida.

Pero, por otra parte, habrá que generar un consenso sobre cuándo nos convertimos en mujeres o cuándo somos niñas…corriéndose el riesgo de que la agenda sea considerada como incongruente o victimista.

No son pocas las veces que se ha alzado la voz por la autonomía y el tan proclamado empoderamiento. Si es así, y si hay feministas que validan que una mujer de 18 años practique el comercio sexual a través del ciberespacio (léase Only Fans), ¿en qué momento la misma persona pasa de mujer a niña cuando se trata de decidir con quién ejercer la libertad sexual que tanto se proclama?

Antes de “funar”, nos toca revisar: ¿Queremos ser mujeres empoderadas o niñas victimizadas?



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Sarai Aguilar Arriozola
  • Sarai Aguilar Arriozola
  • Doctora en Educación, máster en artes, especialidad en difusión cultural
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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