La prestación social del salario mínimo es un reflejo de las disposiciones legales incluidas en la Ley Federal del Trabajo, en su artículo 85, y que su propósito es que ningún mexicano obtenga un ingreso menor a lo prescrito por la ley.
En la actual administración federal ha sido presumido una y otra vez como un logro histórico, pero en la realidad, no aumenta el poder adquisitivo, porque el peso mexicano vale menos que antes y la inflación sigue siendo mayor.
El presidente cree que con las revisiones frecuentes al ingreso por ley de un trabajador, logra el objetivo de favorecer a los pobres, y así propiciar un incremento del bienestar, uno de sus propósitos más de discurso, que de un logro tangible.
Explicó mejor, amable lector. Se han registrado cuatro incrementos al salario mínimo, el último fue de 22% por ciento. Dichos incrementos están regulados por la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, y se denomina como Monto Independiente de Recuperación (MIR) es decir, al aumentar el salario mínimo, la previsión de inflación aumenta, pues estrangulas a las empresas a pagar más y estas a su vez, encarecen los precios de sus insumos. Dando como resultado un incremento del 9 por ciento de inflación. Casi el triple de cómo nos lo dejó EPN.
En otras palabras, un mexicano debería estar ganando como salario mínimo la cantidad de 9,499 pesos mensuales y no los 7,468 pesos al mes. Lo anterior es para estar a la par de la inflación. Por esa razón, un gansito que antes te costaba 10 o 15 pesos, ahora te cuesta 25. O bien, compras mucho menos despensa, con el mismo dinero que gastabas antes. Eso es una depreciación del peso o una devaluación económica, que dicho sea de paso, pretenden disfrazar.
Por lo tanto, el 44% por ciento de los mexicanos en el país, sobrevive con un salario mínimo mensual, por esa razón, el ingreso es insuficiente, y cuando el dinero no te ajusta para solventar las necesidades más básicas de alimentación, servicios e insumos diarios, pasas a ser parte de los nuevos pobres de nuestro país.
A este gobierno le interesan tanto los pobres, que la cifra de gente que vive en pobreza extrema, aumentó 10 millones de nuevos pobres más que hace seis años.