Con sólo conocer el nombre de una persona (información), usted puede influir en su voluntad; y si es habilidoso y recurre a técnicas de comunicación que susciten confianza e incluso temor y miedo, podrá persuadirlo e incluso manipularlo para que le proporcione más datos y configurar una “base de datos” simple, incluso para extorsionarlo. Así operan los defraudadores telefónicos. La información empodera a quien la posee, siempre y cuando la sepa utilizar.
¿Y si un grupo o institución dispone del mayor número de datos-información sobre una persona? Si dispone del nombre, fotografía, huellas digitales (incluso el ADN), dirección y teléfono móvil que permite geolocalizarlo en tiempo real, así como de sus movimientos pasados, conversaciones y envíos (correos, imágenes, sonidos); estado y registros de salud; compras realizadas en el súper o a través de aplicaciones; registros y movimientos bancarios; bienes muebles e inmuebles; registros vehiculares; estados fiscales, el poder es más que amplio. ¿Y si el acceso a esa información queda al arbitrio de quien la posee? Olvídese de la pérdida de privacidad; quedará expuesto a la voluntad de otro u otros.
El Gran Hermano construido será el “Gran Controlador”. Sí, aunque se vista de “seguridad”, con las reformas que en periodo extraordinario del Congreso de la Unión, el Senado y la Cámara de Diputados construyen un sistema de vigilancia; reformas que configuran un sistema de híper vigilancia: la Ley del Sistema Nacional de Investigación e Inteligencia en Materia de Seguridad Pública, la nueva Ley en Materia de Telecomunicaciones y Radiodifusión, cambios a las leyes generales de Población, la respectiva a Desaparición Forzada y del Sistema Nacional de Seguridad Pública, nuevas facultades investigativas a la Guardia Nacional.
Para operar el nuevo sistema, se tendrá una nueva CURP obligatoria, ahora con datos biométricos, indispensable para todo trámite público o privado; en tanto, la Secretaría de Gobernación y la nueva Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones administrarán para que instancias policiacas puedan acceder a toda la información personal a través de la CURP, pero sin necesidad de una orden judicial; y ahora sin una instancia independiente y autónoma que supervise y proteja los datos personales, pues eliminaron al INAI. La protección de esos datos está ahora en manos del mismo gobierno (la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno). El círculo del sistema de control de la información pública, y ahora la personal, queda configurado.
¿Qué sigue? El control político-electoral. Sin que lo digan, en la reforma electoral anunciada desaparecerá la credencial de elector (INE), para que sea también parte de las funciones de la nueva CURP, con los efectos que conllevaría al control de la participación electoral.
¿Libertad, dónde estás? Sin privacidad, la libertad se ahoga.