Los papas eligen llamarse como el santo o el papa que admiran para que su vida y obra inspiren su papado.
Robert Prevost eligió su nombre influido por León XIII (1810-1903), autor de la Encíclica Rerum Novarum, publicada en 1891.
Es pertinente recorrer los antecedentes y el contenido de esa Encíclica.
En el siglo XIX prevalecieron la miseria y la explotación de los trabajadores, causadas por la emigración del campo a las ciudades y la Revolución Industrial.
Esas condiciones criminales motivaron a los denominados filósofos sociales teóricos o utópicos, desarrollar teorías abstractas sobre la organización de comunidades socialistas como remediación de las injusticias capitalistas.
Sobresalen: Charles Founier, Pierre J. Proudhon, Robert Owen y Saint Simón.
Esa misma situación inspiró a Marx y a Engels el materialismo histórico que postula el cambio social a través de la lucha de clases, la revolución, la abolición de la propiedad privada y la dictadura del proletariado.
El teólogo Hans Küng dice que León XIII corrigió la actitud negativa de Roma hacia la injusticia social, con la publicación de la Encíclica Rerum Novarum: casi medio siglo después del Manifiesto Comunista.
La Encíclica al contrario del liberalismo aprueba la intervención reguladora del Estado; pero al contrario del socialismo defiende la propiedad privada.
Postula el respeto a la dignidad y los derechos de los trabajadores; y la justicia social.
Hoy, mutatis mutandis, la desigualdad y las injusticias sociales provocadas por el neoliberalismo demandan un profundo cambio socioeconómico.
Como en el siglo XIX unos proponen el cambio violento; otros la vía pacífica a través de la intervención del Estado para evitar y corregir abusos, y de empresas socialmente responsables que antepongan a sus intereses el bienestar social y la protección ambiental; creo que esta vía inspiró a Robert Prevost a llamarse León XIV.