El pésimo nivel general de la educación impide el desarrollo equitativo y, aunado a la pobreza y la delincuencia desbordada, amenaza la viabilidad del país.
Por eso, es entendible el programa de López Obrador: Jóvenes Construyendo el Futuro, que incluye 100 nuevas universidades, 300 mil becas para universitarios y un plan de aprendizaje en las empresas con sueldo de 3,600 pesos mensuales.
Además de la reforma del artículo 3º de la Constitución para elevar la educación superior a Derecho Fundamental. Todo con el objetivo de garantizar el acceso de todos a todos los niveles de educación.
La necesidad de medidas urgentes y la bondad del programa son innegables; pero la propuesta tiene grandes inconvenientes.
Garantizar el acceso general a todos los niveles de educación y otorgar becas indiscriminadamente, es contrario a la selección por capacidades y conocimientos, y conduciría a una precarización mayor de la educación.
Antes de abrir nuevas universidades, debería revisarse el nivel de enseñanza de las actuales y la calidad profesional de los graduados. Y establecer carreras técnicas alternas a las licenciaturas para que quienes no las terminen se titulen como técnicos.
Para restablecer la paz es indispensable evitar que los jóvenes pobres sigan siendo reclutados por la delincuencia, brindándoles una opción de educación y capacitación para el trabajo.
Esa opción puede ser que el Servicio Militar Nacional (SMN) bajo el régimen de internado, educación técnica y con duración de dos años, sea obligatorio para los jóvenes que ni trabajan ni estudian.
Así, se formarían para la vida responsable y el trabajo.
Modificando el programa de AMLO, combinándolo con el SMN en la modalidad propuesta y seleccionando a los idóneos para cada caso de acuerdo a sus condiciones y capacidades, conformaría un programa con posibilidades de éxito.
