Las fotografías del Rancho Izaguirre, revelaron los tétricos hechos ahí consumados.
En cambio, las diligencias de la Fiscalía Federal y las declaraciones de la Presidenta, del Fiscal y del Secretario de Seguridad, desvelan el interés por disimular la gravedad de lo sucedido.
Este dramático caso y otros más, evidencian la intención gubernamental de fabricar una realidad alterna a la que vivimos en seguridad, economía y bienestar social.
La creación de realidades alternas no es privativo del actual gobierno, pero se ha agudizado por el afán de proteger a López Obrador y su proyecto.
Nuestra compleja y peligrosa situación socioeconómica, es un urgente llamado a que la presidenta Sheinbaum rompa con el pasado y enfrente el ominoso presente con los valores postulados por la ética política.
Fernando Savater, en el libro publicado con la conferencia que dictó en México de Ética, política y ciudadanía, cuyo presentador fue José Agustín Ortiz Pinchetti, expone:
“Es importante que los políticos cumplan con requisitos concretos en el ejercicio de su función pública porque el político moral no lo es en el sentido genérico sino en cuanto a la moral política, esto es, en cuanto a las obligaciones propias de su función.”
Respecto a cuáles son las obligaciones específicas de un político, Savater resalta la transparencia: “La transparencia radica en que los ciudadanos sepamos de verdad lo que está ocurriendo y las acciones proyectadas.
Parte de la deontología de un político es negarse al secretismo, negarse al oscurantismo”.
La transparencia, en mi opinión, es además una demostración de respeto a la dignidad y la autonomía de las personas: implica que no seamos utilizados como instrumentos, como meras herramientas para fines ignorados.
En las crisis observar los valores de la ética política puede determinar el éxito o fracaso de las acciones.
