No le hizo nada bien a la final de la Liga Mx, al equipo que resultó campeón, el Pachuca, la coincidencia en fecha con la realización del Gran Premio de Fórmula 1 de la Ciudad de México. Tampoco le ayudó, en términos de audiencia y relevancia, que en el partido de ida, jugado el jueves de la semana pasada, los Tuzos le hubieran metido 5 goles de visitantes a los Diablos Rojos del Toluca, capaces de hacer solo una anotación.
No había pues muchas razones como para apartarse una horas en la noche del domingo si lo que se quería ver era un partido con misterio e incertidumbre, como habitualmente son en el futbol mexicano las finales de vuelta.
Es la final más fácilmente ganada (8-2 en el marcador global), por un equipo en los últimos años. Y esto no quiere decir más que cosas buenas para el conjunto dirigido por Guillermo Almada y todo lo contrario para los comandados por Ignacio Ambriz. Se demuestra que una final se juega a ganarla, de la forma que sea, dejando de lado factores como el drama o el interés o la expectación.
No he visto los números del rating televisivo que arrojó este partido de vuelta, pero bien puede ser la final menos vista al menos en lo que va del siglo 21… la transmitió solo un canal de televisión de paga (Fox Sports) y con un marcador que, recalco, no daba lugar ni de chiste a pensar en una voltereta. Y no es que esta transmisión haya competido en horario con el Gran Premio que tuvo como gran protagonista a nuestro compatriota Sergio Checo Pérez, pero sí fue obligado para los medios impresos especializados escoger entre uno y otro para destacar ayer lunes. En la gran mayoría, sino es que en todos los considerados de “difusión nacional” la portada fue para Checo pese a que obtuvo el tercer lugar. En chiquito, en algún recuadro, se destaca al Pachuca campeón.
La explicación es sencilla: el Pachuca no vende, no genera atención… sí genera ventas el piloto de carreras amado por la afición mexicana.
Rafael Ocampo