No le ha ido muy bien al América en este arranque de campeonato. Tres empates en tres partidos es muy poco para uno de los equipos más poderosos de la Liga Mx. Pero habrá consuelo en sus millones de aficionados si voltean a ver el triste paso de uno de sus rivales más odiados: el Cruz Azul.
La Máquina ha perdido toda coherencia no sólo en la cancha (en donde acumulan ya dos derrotas consecutivas y tienen un empate en su partido inaugural), sino también en el cuerpo técnico y directiva. El presidente de este equipo literalmente se ha burlado de sus aficionados al mencionar nombres de centros delanteros con los que según él han tenido tratos o negociaciones: el uruguayo Luis Suárez, el colombiano Radamel Falcao y el ecuatoriano Enner Valencia.
Una cosa es soñar con contar con esos goleadores (de renombre internacional, aunque ya muy veteranos), y otra muy distinta haber tenido opciones reales de contratarlos. Y de eso no hay ningún testimonio. Pero, por qué no, ganar tiempo y simpatía haciendo menciones públicas de esto. Sin contar que cuando las expectativas se generan y luego no se concretan queda una enorme frustración y hasta enojo muy justificado.
El comportamiento del entrenador Raúl Gutiérrez no es muy distinto al de su jefe. Luego de perder ante los débiles Rayos del Necaxa la noche del pasado sábado, reconoció que falta por llegar un goleador del extranjero, pero señaló que primero deberían de prescindir de uno de sus foráneos ahora inscritos para liberar un puesto. No, todo iniciaría con la contratación de esa figura que les hace falta y luego vendría la obligada baja de alguno de los varios bultos que tienen ahora registrados.
Otra incongruencia es haber traído a dos refuerzos argentinos, que jugaban juntos en el Atlético Tucumán, presumiendo que con ello ganaban integración y no ponerlos a jugar juntos pese a que llevan ya dos meses entrenando y ambientados.
¿Para qué los trajeron entonces?
Rafael Ocampo