No solo el futbol, todos los deportes profesionales le deberán mucho a la liga alemana de futbol, conocida más como la Bundesliga.
Como seguramente usted ya lo sabe fue esta competición la primera que arrancó actividades desde que se implementó el estado de emergencia sanitaria mundial. O si no la primera, porque alguien podrá decir que la liga nicaragüense nunca cerró, sí la primera de las de primer orden.
La Bundesliga está resultando todo un laboratorio. Los jugadores, con rarísimas excepciones, están siendo muy disciplinados en seguir los protocolos de higiene... no saludos de mano, no abrazos y besos en las celebraciones de los goles... uso de cubrebocas cuando se encuentran en el banquillo de los suplentes, sana distancia entre los compañeros que se encuentran ahí sentados... en algunos estadios inclusive a los suplentes se les colocó en las tribunas cercanas al banquillo. Los árbitros no usan cubrebocas u otros dispositivos de protección facial, pero sí se cuidan de no acercarse como lo hacían antes cuando se trata de reconvenir o sancionar a los jugadores.
Al mismo tiempo, y pese a todos estos cuidados, el futbol que vimos este sábado y domingo en las canchas alemanas no da concesión alguna... los marcajes son férreos y duros, las barridas sobre el rival para quitar la pelota siguen apareciendo, lo mismo que la tensión en el área cuando se cobra un tiro de esquina.
Se permitió el acceso a los estadios además de al equipo técnico de transmisión televisiva y demás personal administrativo y auxiliar, a un determinado número de periodistas... los que tienen el encargo de realizar la entrevista final al entrenador o a la figura del partido, con cañas o tubos que extienden los micrófonos para evitar cercanía riesgosa.
Cuando menos un mes más tardarán otras ligas europeas en regresar a la actividad. Y en México un poco más todavía. Mientras, tenemos mucho que aprender de los alemanes.
