Para mejorar sustancialmente los resultados de la Selección Mexicana de Futbol en un Mundial, estaremos de acuerdo todos, se requiere algo más que un buen entrenador.
Todos también estamos al tanto de que el gran objetivo de cara al Mundial del 2026, en el que México será co anfitrión junto a los Estados Unidos y Canadá, será jugar, como mínimo, el negado quinto partido o cuartos de final en este caso (fuera de las Copas de 1970 y 1986 que se celebraron enteramente en nuestro territorio).
Suena a poco, pero reitero que es el objetivo mínino. Así juegue la Selección Nacional en algún estadio de los Estados Unidos alguno de sus partidos en dicha Copa, será como si jugara en casa. Gran punto a favor.
Bueno pues si todos convenimos con que nombrar a un buen entrenador no es ni siquiera el principio de este nuevo proyecto. ¿Cuál es entonces?
Lo primero es unidad. Ni siquiera es, como se dice con tanta facilidad: “un proyecto”. Si todos los que componen este negocio-espectáculo no jalan al mismo ritmo y para el mismo lado no hay nada qué hacer. Aunque exista un proyecto impecable.
Y la verdad es que no veo esa unión que se requiere. Sí, como se dice, de dientes para afuera, pero no en los hechos cotejables y públicos.
En la supuesta “Comisión” de propietarios que se conformó para dirigir este proceso no está el Grupo Pachuca. Jesús Martínez no quiso estar. Sí se encuentran Emilio Azcárraga de Televisa… Alejandro Irarragorri, de Grupo Orlegi… Jorgealberto Hank, de Grupo Caliente… Amaury Vergara, de las Chivas. Tampoco está representado de forma directa Grupo Azteca, de Ricardo Salinas Pliego.
Luego, en paralelo a esta carencia de integración total, el procedimiento de trabajo que se ha seleccionado tendrá que ofrecer certezas que de momento, entre tanto chisme y filtración interesada, no se ve. Pero no me anticipo a lo que se supone se presentará en las próximas horas o días. Hablo de esa nueva estructura de trabajo.
Rafael Ocampo
Twitter: @rocampo