Lo que debería de tomar como ejemplo y referencia la Liga Mx, es el estricto control financiero que aplica la liga profesional española sobre los clubes que la integran. Todos lo que seguimos esta competición nos hemos percatado de las restricciones que enfrentan equipos como el Barcelona para justificar sus fichajes y repartos salariales.
Todo producto de un bien superior: la salud económica de LaLiga, medidas que impidan no solo gestiones fraudulentas o con dinero sucio, sino la quiebra de algunos de sus socios y la consecuente y muy dañina insolvencia.
Si bien en el futbol mexicano se han impuesto cuadernos de cargo que deben de cumplir de forma más o menos estricta los propietarios de equipos profesionales, hay muchísimas lagunas informativas.
¿Todos los equipos de la Liga Mx viven de los ingresos que generan? Evidentemente no.
La totalidad de al menos los 18 equipos que conforman la otrora llamada Primera División, viven con francas subvenciones o subsidios provenientes de otras empresas que tienen los propietarios.
¿De dónde provienen los cuantiosos presupuestos de los que hacen gala cada seis meses clubes como los Rayados del Monterrey, los Tigres de la “UANL” o el América? ¿Los cientos de millones de pesos de los que disponen para comprar refuerzos y pagar sueldos provienen de lo que reciben por taquillas en sus estadios o por la venta de los derechos de transmisión televisiva o por los anuncios en sus uniformes?
¿Qué porcentaje de ese presupuesto cubren esos ingresos y qué otro porcentaje proviene de ese subsidio? No estaría nada mal transparentar esto.
Lo mismo aplica en equipos de segunda categoría presupuestal, como Cruz Azul, Chivas, Pumas, Pachuca, León o Santos.
Estoy seguro que de este ejercicio saldrían sumas absolutamente escandalosas. ¿Qué pasaría si a estos 18 clubes solo se les permitiera gastar lo que generan de forma directa?
Rafael Ocampo