Si uno se concentra en la cantidad de público que estuvo presente en las tribunas del Coliseo de Los Ángeles la noche del sábado pasado para presenciar el México vs Nigeria, podría perfectamente concluir que la emergencia causada por el Coronavirus ha concluido.
Miles de aficionados, 50 mil calculan algunos, se mostraron sin sana distancia y sin cubrebocas, vitoreando al ritmo que ingerían diversas bebidas y comían también diversos alimentos, a la selección mexicana de futbol que goleó a la representación africana por cuatro goles a cero.
Si esto es producto de los altísimos registros de vacunación contra el virus, y de otras medidas de sanitización y prevención, que bueno.
Pero un descuido, tan solo una pequeña distracción o mentira, podrían ocasionar una ruina dada la letalidad que todavía implica el virus con sus distintas variantes.
Lo que vimos en este emblemático estadio de los Estados Unidos es algo que seguramente empezaremos a vivir en los estadios mexicanos a fines de este mes cuando arranque nuevamente la liga. Creo que la Liga Mx está a tiempo de diseñar una campaña efectiva, utilizando a sus grandes figuras populares, para transmitir mensajes puntuales que ayuden a evitar contagiarse y contagiar a los demás.
El presidente de esta organización, Mikel Arriola, ha dicho con claridad que se someterán a los criterios que marquen las autoridades federales (es decir, al color del semáforo), para saber si abren un estadio y luego a qué capacidad. Eso me parece muy adecuado. Pero está en manos de cada operador de esos estadios establecer las medidas sanitarias y los recursos para que éstas se puedan concretar todo el tiempo que la gente permanezca en los inmuebles.
A diferencia de lo que vimos en el Coliseo la noche del sábado, en México el uso del cubrebocas debe imponerse como una medida consistente. Y si se puede establecer también una sana distancia mejor también.
Rafael Ocampo