Sí alcanzo a ver una mucho mejor actitud de parte de los seleccionados nacionales con Jaime Lozano al frente del equipo. Se nota un mayor compromiso, un entusiasmo real en los tres partidos jugados de la Copa Oro.
Dicho lo anterior, estoy seguro que con Diego Cocca se hubieran obtenido esos mismos resultados: dos triunfos que aseguraron el pase a la siguiente ronda y una derrota en un partido que no les implicaba ningún riesgo.
Y lo más notable: la ausencia de gol sigue siendo el terrible mal de este conjunto. Lo fue con Gerardo Martino, lo fue con Cocca y lo sigue siendo con Lozano.
Se sigue defendiendo también muy mal en los cobros a balón parado en contra.
Estos dos retos, funestos en cualquier equipo que pretenda ganar títulos y reconocimientos, siguen inatacados. No se ve cómo en un corto plazo esto pueda mejorarse. El desempeño de los delanteros mostrado en el duelo dominical contra los qataríes raya en el ridículo.
Dirá, y con mucha razón Lozano que no ha tenido tiempo para desarrollar ningún plan de trabajo. Pero eso mismo argumentó Cocca. Y ello tendrá que argumentar y reclamar el entrenador prominente que se busca contratar y al que el Jimmy estaría sumándose como uno de sus auxiliares.
La Selección Mexicana de Futbol ataca mal, ejecuta de forma muy deficiente sus intentos por hacerle daño al rival. No solo en la definición final. Los centros al área en las arremetidas de los laterales son vergonzosos por lo inexactos. En las jugadas a balón parado a favor tampoco se ve demasiada inventiva.
¿Cómo se puede mejorar la ofensiva en los hechos, o sea metiendo goles? Ese es el tema a resolver con mayor profundidad. Pero por más complicado que parezca para eso están preparados los entrenadores de alto rendimiento. No se pueden inventar jugadores así nomás de un día para otro.