Espero que la Liga Mx genere una autocrítica puntual sobre el caos que generó la decisión de abrir los registros de refuerzos hasta bien entrado el campeonato. No veo beneficio alguno por más que reviso y reviso lo que hizo cada equipo.
La intención de esta medida no me queda clara. ¿Se dio para que los clubes mexicanos pudieran ser competitivos en el mercado europeo, que es el más atractivo del mundo? ¿La idea era que una vez vendidos ciertos jugadores, los integrantes de la Liga Mx no tuvieran restricciones para traer a otros en su lugar?
Se puede anotar que esto prácticamente no se dio. Movimientos del Pachuca y del León, que vendieron a algunos de sus jugadores estelares con el torneo ya iniciado pudieron haberse efectuado antes con el límite adelantado. Como antes.
Lo único que se generó fue un caos administrativo que sigue, transcurrida la Jornada 9, generando confusiones.
Evidenció este cambio reglamentario, más que a ningún otro equipo, al Cruz Azul. Como lo han hecho en otros torneos, sus irresponsables directivos dejaron correr o de plano filtraron a los medios especializados, rumores sobre el inicio de negociaciones con elementos destacados del futbol europeo, como el caso del colombiano Rafael Santos Borré. Pero al final nada de nada. Bueno, sí: desilusión y enojo.
Espero, insisto, que la Liga Mx pueda elaborar conclusiones que se enfoquen en mejorar el espectáculo por el que paga el aficionado de nuestro país. Todo esto fue en detrimento de la fortaleza de todos los clubes. No nada más La Máquina se retrató, sino todos. Incluidos los dos poderosos clubes regiomontanos y también el América.
Si es verdad que las Águilas quisieron traer al veterano Sergio Ramos, solo se dieron cuenta de que no cuentan con el dinero para darse esos lujos. La triste realidad.
