La última vez que saludé al músico toluqueño Alfredo Elías López, fue en el homenaje a Carlos Olvera Avelar -su gran amigo- el 4 de marzo de 2016, en el Museo de Arte Moderno. Ambos habían pergeñado la solución de un personaje narrativo de Olvera que, hasta donde hoy sabemos, no ha aparecido en los textos que escribió el maestro. Salvatierra, se llamaba aquel personaje, pianista y compositor, un tanto parecido a Alfredo en su compromiso con el arte.
Músico y narrador, se reunían en largas conversaciones en el Museo de Arte Moderno en Toluca, para delinear lo que sería Salvatierra, sus conflictos y sus retos artísticos, mientras fumaban a hurtadillas. Alfredo dirigía entonces el Octeto Vocal del Instituto Mexiquense de Cultura, agrupación que bajo su batuta logró reconocimiento internacional y seis discos, en los cuales sus amigos participábamos activamente, ya fuera para donar un trabajo creativo o para promoverlo en todos los foros posibles. Aquellas conversaciones quedarán para siempre en la república de las letras y en el recuerdo de quienes los vimos reír y generar nuevas e inspiradoras ideas.
Sólo se puede dar lo que ya se ha dado. Alfredo era un hombre que supo ser generoso y leal amigo, músico entregado a su pasión, de la cual todos fuimos beneficiados, porque generaba productos de muy alta calidad. Fue director fundador de exitosos grupos como el Coro Jorge Medina, el Coro de Cámara de la Ciudad de Toluca, el Coro Municipal de la Ciudad Típica de Metepec y del Octeto Vocal del Instituto Mexiquense de Cultura, agrupación galardonada con dos premios en el 49o Certamen Internacional de Habaneras y Polifonía de Torrevieja, España, en 2003. Integró también el Coro de Cámara de Veracruz, el Ensamble Vocal de Metepec y la red coral infantil del mismo municipio.
Su incursión en la música de Cri cri le hizo ser reconocido por niñas y niños que abarrotaban sus conciertos en busca de una nueva interpretación de la música del Grillito Cantor. Destaca por sobre todo, su grabación de la obra de compositores de reciente cuña, como Jorge Córdova Valencia, Guillermo Álvarez Navarro, Eduardo Gamboa, Patricio Gómez Junco, Valentino Miserachs Grau y Dante Andeo, quienes le encargaron interpretar y estrenar sus composiciones. Deben las instituciones un homenaje a este gran músico, que con sus grupos impulsó como nadie la música coral en este país y una revisión crítica de su obra, que difunda su legado cultural más allá de quienes lo conocimos y lo recordaremos con mucho afecto y gratitud. En otro lugar, la conversación sobre Salvatierra continúa, y se concluye. No dudo que pronto conoceremos su resultado.