El empoderamiento de las mujeres es fundamental al momento de perseguir la igualdad y con ello favorecer la justicia social y erradicar la pobreza.
Para este fin, es importante reconocer y revalorizar la participación y aportación de las mujeres en cualquier actividad humana e implementar estrategias que potencien la igualdad efectiva en todos los ámbitos de la vida.
Esto ya se ha dicho desde hace más de 20 años.
En la Conferencia Mundial sobre la Mujer de las Naciones Unidas de Beijín, se realizó la propuesta de impulsar el aumento de la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y acceso al poder, la superación en su economía y la disminución de desventajas y desigualdad en las áreas de trabajo, dejando claro que las mujeres podemos logar cambios.
Según estudios efectuados por la OCDE en países miembros, se ha comprobado que al aumentar la participación de las mujeres en el ámbito laboral existe una reducción de la disparidad entre hombres y mujeres produciendo un crecimiento económico más rápido.
La mayoría de las mujeres se encuentran en desventaja económica por las barreras estructurales de género, por eso es importante el empoderamiento económico, para lograr que las mujeres obtengamos una vida autónoma en condiciones de igualdad y acceso a los recursos económicos, reconocimiento y toma de decisiones en la vida personal y social.
Lograr nuestra autogestión y autonomía es posible, ya que somos responsables de nuestras acciones y tenemos la capacidad de motivarnos para poder logar el empoderamiento que buscamos al romper estereotipos, roles, costumbres inculcadas y luchando contra violencia de género.
Por su parte, el Estado y empresas deben crear políticas teniendo en cuenta todas las diferencias que existen entre hombres y mujeres en el acceso a empleos, desigualdad salarial y otros activos económicos.
Un reto importante para toda la sociedad, de tal manera que podamos generar cambios estructurales realmente efectivos.