Política

El progreso

En la “Populorum progressio”, Pablo VI tomó como tema central el progreso de los pueblos y se hizo famosa su expresión “desarrollo es el nuevo nombre de la paz”. Ciertamente se había tomado un poco más de distancia del conflicto de la II Guerra Mundial y, aunque se vivía el ambiente de la guerra fría, una preocupación que tocaba a muchos era el tema precisamente del progreso.

Benedicto XVI retoma el tema en su “Caritas in veritate” y con ello profundiza y adecúa los principios a las nuevas realidades del mundo en el camino que ya antes había iniciado Juan Pablo II, en la “Sollicitudo rei socialis”, que continuaba las consideraciones de Pablo VI.

La “Populorum progresso” sigue la línea del Concilio Vaticano II, y en particular de la Constitución “Gaudium et spes”, que buscaba superar de algún modo la confrontación entre el mundo moderno y la Iglesia, fiel a su tradición. El Concilio consideró que se podían poner al día muchas cosas sin por ello dejar las sólidas bases de la Escritura y la Tradición, entendidas como aquello que la Iglesia había recibido de los apóstoles y éstos de Cristo.

La encíclica de Pablo VI buscaba poner de relieve el crecimiento humano, que no por buscar el mejoramiento en lo que toca a los bienes temporales, se olvida de los bienes imperecederos, eternos. Desde otra perspectiva, buscaba que se considerara no solo el avance en el campo material y corporal, justamente buscado, sino también en el orden espiritual de las personas y de los pueblos que ellas forman, o también la perfección externa e interna de los seres humanos.

La misma línea siguió Benedicto XVI en la “Caritas in veritate”, donde hace notar que, de fondo, el saber y el amor se incluyen mutuamente, es decir que no se puede alcanzar un saber auténtico sin una auténtica caridad.

Más allá de una presunta contraposición del saber y de la fe, la encíclica de Benedicto supone que la inteligencia natural, incluso científica, si es empleada rectamente, conduce a la verdad. Además, en la sabiduría moral o ética es donde se integran los diversos saberes de la humanidad.

Para los cristianos, con todo, no basta la propuesta al nivel de lo natural, sino que se planea un horizonte más amplio, de manera que el tema del progreso se inscribe también en la línea del perfeccionamiento del hombre en cuanto receptor de la gracia divina, que afecta no solamente sus relaciones con Dios, sino con los demás hombres en cuanto prójimos. En este sentido, el progreso no tendría sentido para los cristianos si no es por su vínculo profundo con el amor-caridad.


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Pedro Miguel Funes Díaz
  • Pedro Miguel Funes Díaz
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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