La muerte de dos adultos mayores la semana pasada puso de nuevo el tema del olvido hacia tal sector de la población. Fueron sucesos distintos pero con un mismo común denominador, personas que pese a su edad avanzada vivían solas. En Altamira y Ciudad Madero se tiene conocimiento de 3 mil 300 abuelitos que viven sin compañía, según informes dados a conocer por personal de ambos municipios. Es la ciudad industrial la que más número aporta al recuento de adultos mayores solos, con 2 mil 500, mientras que los otros 800 habitan en la urbe petrolera. Tampico dice que vigila solo cinco casos de personas mayores cuyo abandono de sus familiares fue denunciado vía anónima. Fue en el puerto donde la semana anterior ocurrieron las dos muertes de personas mayores que vivían solas; aquí parece que no hubo personas interesadas en advertir la soledad de los adultos mayores, ni desde el anonimato. De la situación de las personas en condición de soledad se sabe por los censos para la entrega de despensas, lo que deja ver indiferencia de unos y otros para mejorar la calidad de vida de casi medio millón de personas mayores de 60 años que existen en Tamaulipas. Los gobiernos federal, estatal y local, acostumbrados a lo oficioso de su desempeño, reaccionan luego del señalamiento de las personas y en otros casos ante la denuncia pública de algunos casos de los medios de comunicación tradicionales, y ahora también desde las redes sociales. Los casos de abuso u olvido de abuelitos tienen que llegar hasta el escritorio. Las jornadas asistenciales son una oportunidad de detectar casos para darle atención y seguimiento, pero despachar desde plazas públicas solo es en ciertas épocas. Tampoco hay creatividad de los funcionarios para llevar los programas sociales hasta la puerta de la casa, acercar las políticas públicas a quienes en verdad lo requieren es solo un encantador discurso en tiempo de elecciones. Pero también del lado de la sociedad hay bastante por hacer, empezando por casa, con los menores, y es el ejemplo de buen trato de los padres a sus abuelos algo que no falla. El sicoterapeuta y compañero de página Gabriel Rubio recomienda algo que tampoco tiene desperdicio: cuando se vaya a visitar a los abuelos, teléfonos y tabletas se guardan para otro momento. No hay que olvidar que algo inevitable el día de mañana es la vejez. _
