Estos días del luto por la pequeña Fátima, he recordado una idea budista en torno a la cura. Si una flecha atraviesa tu garganta, ¿aceptarías que la quitaran o pedirías una explicación sobre quién y por qué la lanzó? La metáfora se refiere a los momentos en los que no tiene sentido indagar las causas de un mal, si éste se puede extirpar para dejar de sufrir. Pero, ¿podemos resolver un problema social sin conocer sus causas?
México es un país que se desmorona entre muchas guerras; una de ellas es contra las mujeres, y el saldo, nos dicen, es de alrededor de diez mujeres muertas cada día. Por otras guerras mueren hombres, pero ellos no son asesinados por mujeres después de haber sido usados como hombres.
El caso de la pequeña Fátima se ha tratado como feminicidio: fue violada y luego asesinada. Pero, al tratarse de una niña de siete años, debemos hablar también de pederastia. Estos terribles días de Fátima, la pregunta por las causas de la violencia no nos deja en paz.
Sin duda, la desigualdad económica bestial pudre cualquier sociedad con la falta de oportunidades para la mayoría de la población, mientras unos pocos lo tienen todo y quieren más. La famosa película Parásitos es Disneylandia junto a las diferencias económicas de nuestro país, las cuales han creado dos Méxicos completamente diferentes, ambos con la ausencia de valores que hoy carcome todo.
No podemos extirpar la flecha de la violencia social sin conocer sus causas; esa metáfora no aplica a nivel social. En México, los legionarios pederastas de Cristo pidieron “perdón”; pero ¿dónde quedaron las consecuencias legales? Sus escuelas continúan abiertas como si nada hubiera pasado.
Algo similar sucedió con la pederastia puesta al descubierto por Lydia Cacho en su libro Los demonios del Edén: fue la vida de esa valiente mujer la que sufrió sacudidas terribles, no así la de todos los implicados en sus denuncias.
Pederastia y misoginia son dos males que deben extirparse aplicando la ley siempre, en todos los casos. Pero qué lejos está AMLO de entenderlo… ahora resulta que el feminismo es de “derecha”: una decepción más.
La flecha mortal en la garganta de México es la impunidad.