Hace un poco más de catorce años mi hermano José Alfredo Jiménez Jr. pensó que, para conmemorar a mi padre, deberíamos tener un evento especial en la fecha de su aniversario luctuoso. Desde que papá murió, año con año, la familia, acompañada de una comitiva de la Sociedad de Autores y Compositores de México, y de algunos amigos de mi padre como lo fueron Lola Beltrán, La Prieta Linda, los maestros José Ángel Espinosa “Ferrusquilla”, Homero Aguilar, Juan Zaízar, Antonio Valdez Herrera, Ernesto Juárez… hacíamos el recorrido a Dolores Hidalgo, Guanajuato, para llevarle serenata, dejar una ofrenda en su tumba y, en ocasiones, realizar un homenaje en el auditorio, presentando a algunos artistas locales y a los que nos habían acompañado. Me parece lindo comentar que, desde sus primeras canciones, mi padre, habla de las fiestas y ferias que se desarrollan en México, por ejemplo, en:
Camino de Aguascalientes, a San Marcos voy llegando, a ver si encuentro en su feria, la dicha que ando buscando… o en Jesús Maldonado.
Salió Jesús de Huamantla de esa feria tan nombrada: con flores de mil colores la calle estaba alfombrada, pero el tigre ya iba enfermo se le veía en la mirada…
Generalmente, nos deteníamos en San Miguel Allende para recoger a los maestros Gabriel Ruiz y Roque Carbajo; comíamos en “La hoja seca”, un excelente restaurante de cocina libanesa que llevaba el nombre de una de las canciones más conocidas del maestro Carbajo. Quedaba justo en una esquina del jardín principal, al terminar, buscábamos al hermoso caballo que llevaba las nieves de los sabores de temporada. Por cierto, en la grabación que hizo de “Camino de Guanajuato”, no aparece la estrofa dedicada a San Miguel. Don Pedro Vargas siempre la incluía:
Pueblito de San Felipe que tienes mochas tus torres, que lindas son tus mujeres cuando nos hablan de amores y ese San Miguel de Allende palabra tiene primores…
Joseal, mi hermano, había sido desde pequeño un niño inquieto, aunque daba la impresión de padecer una tranquilidad innata, casi imperturbable. Se interesaba en cualquier aparato que caía en sus manos, situación en extremo peligrosa cuando el aparato en verdad tenía valor para su dueño. Su primer impulso lo llevaba a desarmarlo, así, mi hermano experimentaba una sensación que recorría su cuerpo exaltándolo. Descubrir capa por capa las entrañas, como una disección en pos de llegar a la médula, era el reto más codiciado. Si corrías con suerte, después de haber inspeccionado detenidamente la máquina, el niño lograba reconstruirla. Sin embargo, cuando el artefacto presentaba complicaciones podía quedar convertido en otra cosa muy distinta. Mamá tuvo que reponer en diversas ocasiones tostadores de pan, radios, lámparas, electrodomésticos que mi padre traía de Estados Unidos. La ventaja y lo positivo de esa inquietud fue que, con los años, llegó a convertirse en ingeniero mecánico y de sonido.

Su formación en esta disciplina, así como, su fino oído, ayudaron a que José Alfredo Jiménez Jr. se convirtiera en un gran productor musical. Lo más significativo es que hizo de su profesión una constante aventura y nos dejó distintas producciones que forman un catálogo amplio y variado de la música popular mexicana. Por otra parte, después de picar piedra y mostrarles a los directivos de Turismo de Guanajuato las ventajas que se obtendrían con un Festival bien coordinado, se realizó en 2009 la primera edición para conmemorar a José Alfredo y sus canciones en su pueblo natal. No sobra decir que para mi padre siempre fue importante buscar la manera de generar fuentes de trabajo para Dolores. Pienso que hoy le gustaría enterarse que, de distintas maneras, gracias a su obra hay nuevos empleos para los dolorenses y para el estado de Guanajuato.
Bonito León, Guanajuato, su feria con su jugada, allá se apuesta la vida y se respeta al que gana, Allá en mi León Guanajuato, la vida no vale nada…

Año con año, el Festival ha ido creciendo, involucrando tanto oficios como sectores y, desde luego, que el pasado 23 de noviembre, al conmemorarse el 50 aniversario luctuoso, hemos tenido un festival de gran formato. Engalanaron las presentaciones artistas de nivel internacional como Ana Bárbara, Diego “El Cigala”, Tania Libertad, Guadalupe Pineda, Eugenia León, Gabriel Solís, El mariachi Gama Mil, La Sonora Dinamita y Lucero; además de distintos artistas de la zona.
Asimismo, se presentaron documentales, películas, exposiciones de jóvenes y artesanos y un vino conmemorativo del muy reconocido viñedo Cuna de Tierra, de Dolores Hidalgo, llamado Cuna del Rey. Muy pronto los interesados podrán degustar esta especial cosecha de syrah. Quizás lo podremos encontrar para estas fiestas. Para despedir el año, estimados lectores, encontré estos versos de José Alfredo, van ahí mis deseos para ustedes:
Ya se va diciembre, ya es Año Nuevo, paz y bendiciones vienen del cielo…