Política

¡Sálvese quien pueda!

  • Vademecum
  • ¡Sálvese quien pueda!
  • Óscar Hernández G.

Lo particular de la pandemia actual de coronavirus radica, entre otras cosas, en que ha resultado incontrolable, desde el día en que hizo su aparición en el planeta. Por momentos, aparenta estar en descenso en algunas partes de nuestro país; mientras que, en otras, los casos van al alta. Lo mismo sucede en algunas ciudades de otros países, donde ya se daban por triunfadores y, al poco tiempo, los casos brotan por todos lados. 


Entre más se estudia al virus, surgen nuevos hallazgos fisiopatológicos, otras formas de daño orgánico inesperadas. La pandemia ha sido difícil de domesticar; hasta hoy, se resiste a hacerlo. Las promesas de tratamiento, han quedado en eso, sólo promesas, pues no existe algún estudio en el presente, que demuestre la eficacia de manera clara y contundente, contra este virus. 


De igual forma, la ilusión de encontrar una vacuna a corto plazo, ha terminado en frustración, haciendo ver a la tecnología y progreso del siglo XXI, como un espejismo. Las redes de comunicación, internet y TV, por momentos resultan invasivas y tóxicas en la sobreinformación que agobia a los usuarios. Hasta hoy, nada ni nadie ha podido desaparecer o detener este agente biológico.


El claustro y encierro, luego de meses de practicarlo, resulta insostenible por razones económicas, psicológicas, sociales, familiares y hasta políticas. Lo más sorprendente es sentir que la vida y el cómo se desarrolla ésta, dependan del azar; el factor suerte, que mutó o cambió un virus, para convertirlo en el azote del mundo, también puede influir para desconvertirlo, de manera espontánea, en un virus inofensivo, de la noche a la mañana, pero con la probabilidad futura e impredecible, que el fenómeno se vuelva a repetir. 


Así las cosas, tal y como han evolucionado, esta pandemia hasta el momento tal parece que, quiérase o no, la responsabilidad final va a recaer en la población general. Por eso, el haber utilizado el término de semáforo para dar o no “luz verde” a la socialización, quizá es una buena analogía; es decir que, al igual que el tráfico vehicular, cada quien es responsable en gran parte, de su propia seguridad y prevención de accidentes; aunque habrá casos en que es inevitable algún percance leve o grave por conducir mal.


Las autoridades sanitarias y gubernamentales están siendo desbordadas por este fenómeno infeccioso; sólo resta que cada grupo social, familiar e individual, decida cómo quiere “manejar” la enfermedad viral. De ahí surgirán temas de derechos humanos y libertad. Sin embargo, si las cosas siguen así (sin tratamiento y sin vacuna a la vista), tarde que temprano, las autoridades correspondientes, con palabras más o palabras menos, y un sin fin de eufemismos, acabarán por proclamar: ¡Sálvese quien pueda!


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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