El ser humano utilizó la forma de las plantas para dar nombre a las partes de su cuerpo; la bellota es una planta muy parecida a la punta del pene; glande en latín significa bellota.
Pero más allá de la forma de las plantas, también importa sus poderes y efectos misteriosos sobre el que las bebe o come.
La mandrágora es una de las plantas más enigmáticas; su raíz tiene la forma de un cuerpo humano, con tórax, extremidades, cabeza y pelo.
En la antigüedad fue utilizada como somnífero para que los médicos pudieran realizar alguna amputación o cirugía.
Pero los poderes ocultos de la mandrágora radican en su fama como afrodisiaco; las mujeres preparaban brebajes para enamorar, los hombres lo daban a beber a la amada para obtener un favor carnal; la planta por lo general era sembrada en los alrededores de cementerios o prisiones donde los presos habían sido ahorcados y derramado su semen en el punto final sobre la tierra; ahí floreció la mandrágora en suelos de miseria y desgracia, pero también de semillas fértiles.
La mandrágora podía aumentar la potencia sexual pero también embotar la mente del hombre.
Como era de esperar una planta con forma de cuerpo humano no iba ser nada fácil obtenerla; arrancar una planta “viva” tiene su precio; el hombrecillo de la raíz emite un grito espeluznante al ser arrancado del suelo y ese grito era capaz de volver loco o matar a quien lo escuchara.
Por eso para obtener la planta, primero se escarbaba cerca de la raíz, luego se ataba la raíz y esa cuerda también se ataba al cuello de un perro negro hambriento; el perro al correr por comida arrancaba la raíz y al escuchar el alarido caía fatalmente fulminado.
Con el tiempo la mandrágora se combinó con opio y marihuana; este coctel se empleó como anestésico.
Finalmente se logró aislar el componente químico de la mandrágora:
Hioscina hoy conocida como buscapina que se receta para cólicos abdominales; contiene también atropina, una sustancia que actúa sobre el corazón aumentando sus latidos; escopolamina, un dilatador de la pupila y también sedante que debilita los músculos y la memoria; de ahí que algunos malhechores lo usen para reducir a sus víctimas.