Un momento crítico sucedió en 1968 cuando 150 mujeres se reunieron en la Primera Conferencia Nacional para la Liberación de las Mujeres, celebrada en Chicago.
Ahí Anne Koedt presentó un taller titulado “El Mito del Orgasmo Vaginal”, palabras más palabras menos, dijo que: El papel de la mujer no es satisfacer al hombre y su pene; y que en realidad la vagina no está construida para lograr el orgasmo.
El clítoris es el centro de la sensibilidad femenina. Un orgasmo proveniente del clítoris que no depende de la penetración “dejaba afuera al pene” y sus propietarios se vieron amenazados o desechados.
El conflicto en aquellos años estaba en apariencia centrado en la esfera sexual y sus consecuencias. Ya no se trataba de un asunto psicológico o religioso.
Las mujeres se preguntaban quien era en realidad su opresor, el hombre o el sistema político.
Es el hombre quien históricamente ha crecido y creído que tiene la supremacía sobre la mujer; es él quien piensa que todo lo que haga la mujer está en contra del poder masculino.
En México, lamentablemente existe un grupo de hombres que así lo piensan. Están en todos los niveles culturales y sociales o económicos y también políticos; algunos están ocultos, otros simulan o se muestran indolentes e indiferentes. En nuestro país las mujeres ya no exigen igualdad sexual.
Exigen protección para sus cuerpos; es rarísimo ver una nota donde una mujer viola y mata a un hombre. La mala costumbre es que el hombre mata, mutila y viola a una mujer.
Y lo hace porque, equivocadamente, cree tener el derecho de hacerlo; quiere reafirmarse en su poder y su órgano definitorio el pene. Pretende satisfacer su deseo en la mujer para luego destruirla, mientras él permanece.
En México, el feminismo ya no es una lucha sexual. Es un grito por la libertad, por el derecho a existir y caminar sin temor a ser acosada y atacada.
Hoy en México Feminismo es un alarido de las mujeres contra la Violencia y Violación de sus cuerpos.
