Algo inédito está sucediendo en el planeta, en el mundo entero y, por supuesto, nuestro país no es la excepción, a propósito de las recientes olas de calor que han sobrepasado temperaturas a las que humanamente estamos habituados.
En Puebla, por ejemplo, hay quienes refieren que la semana pasada tuvieron sensaciones térmicas de 35 grados, como en Monterrey se llegó a sentir el termómetro rondando en los 45, mientras en la Ciudad de México la población estuvo quejándose de calores inusuales en esta primavera.
Más allá de las recomendaciones para preservar la salud física y fisiológica, mediante la hidratación, evitar el contacto directo con el sol, el uso de bloqueadores, buscar áreas de sombra y ventiladas, así como las demás sugerencias hechas por las autoridades gubernamentales para evitar los denominados golpes de calor, debemos reparar también en los daños que el calentamiento global está causando en la salud mental de los individuos.
Irritabilidad, ansiedad, ira, neurosis, estrés, distracción, fatiga mental y algunos otros síntomas han sido observados ante la variación inesperada de temperaturas extremas que afectan mucho más allá que el cuerpo.
Por supuesto también se da de manera natural un mayor consumo de bebidas alcohólicas y otras sustancias para tratar de mitigar los efectos del clima.
Si bien es cierto que el debate mundial sobre el cambio climático está orientado fundamentalmente a la sustentabilidad, al cuidado del ambiente y a la adaptación de los hábitats de acuerdo a las nuevas temperaturas, tendríamos también que estar analizando sus efectos en nuestro cerebro y la salud mental y psicológica.
Está demostrándose que las temperaturas extremas afectan el estado de ánimo, tienen un impacto directo en trastornos mentales e incluso hay estudios que lo correlacionan con el aumento en el índice de suicidios.
En la investigación ya se hacen diversos estudios cuantitativos y cualitativos, los cuales seguramente arrojarán mucha luz al conocimiento de estos nuevos fenómenos, mientras que los seres humanos tendremos que ser más compasivos con el planeta, con nuestro prójimo y con nosotros mismos.
Cuidemos de nuestra salud física al igual que la mental, ante estos acontecimientos que parece continuarán de manera permanente.