Siempre después de una fiesta, de unas vacaciones o de una temporada de relajación, consciente o inconscientemente, a la mayoría de las personas les asalta el pensamiento de que ahora si se “portarán” bien, se pondrán a dieta o se desintoxicarán de los días de excesos.
Sin importar si son las vacaciones de primavera o de Semana Santa, las de Navidad o diciembre, las de verano o cualquier temporada del año, existe esta curiosa asociación de ideas que relacionan los excesos con las fiestas y el regreso a la normalidad con la culpa o la necesidad de volverse a “portar bien”.
En lo personal me parece que no podemos hablar de portarse bien o portarse mal cuando se relajan los hábitos normales para darse ciertos placeres cuando oscilan en los rangos de la normalidad y cuando no se tiene ningún trastorno que ponga en riesgo la salud física o mental de las personas, mucho menos cuando la mayor parte del año se tiene un estilo de vida saludable y la persona toma algunos días para salirse de su rutina habitual.
En el caso de adicciones, trastornos de la conducta alimentaria o trastornos obsesivos compulsivos, es diferente y en estos casos no hay vacaciones o festividades que permitan romper la sobriedad o la abstinencia o interrumpir los procesos de recuperación.
En el fondo, el origen del quererse “portar bien” después de una temporada de excesos o placeres “culposos”, quizás se deba al malestar físico natural que ello ocasiona y a la necesidad de la persona de desintoxicarse para volverse a sentir de la mejor manera.
“Nos la pasamos comiendo”, “subí como tres kilos, estás vacaciones”, “que manera de beber” y frases por el estilo, son las que indican que el placer se convirtió en culposo y excesivo, lo cual de manera realista es uno de los motores para volver a la “normalidad” lo más pronto posible y así vemos cómo los gimnasios, los clubes y los consultorios de nutrición se llenan después de cada temporada festiva.
En esencia, todos los seres humanos necesitamos estos periodos de descanso físico, mental y emocional para poder relajarnos y tomar nuevas energías para seguir cumpliendo con nuestras actividades cotidianas por lo que, si eres de los que tuviste esa oportunidad, lo primero que debemos comentarte es que no sientas culpa, lo tenías merecido y ahora, de regreso, con mayor entusiasmo plantéate los objetivos y compromisos que deseas alcanzar.
Aunque en algunas oficinas públicas y en algunos grados escolares aún continúan las vacaciones de primavera, la realidad es que muchos ya regresaron y deseamos que, con esos bríos renovados puedan reintegrarse a sus vidas saludables de la mejor manera posible.
Es como si cada regreso de un periodo vacacional tuviéramos la oportunidad de replantear nuestros objetivos y de hacer compromisos con nosotros mismos, comparándolos con aquellos buenos deseos que dijimos en año nuevo que ahora si haríamos realidad.
Y si además tu credo y tu fe gira en torno a la resurrección y a las pascuas, es un momento idóneo para revisarnos interiormente y replantearnos objetivos para siempre anhelar alcanzar un mejor estar en todos sentidos.
Omar Cervantes