La llegada del otoño en nuestro país trae consigo muchos simbolismos, adicionalmente a lo que la naturaleza nos brinda con la caída de las hojas secas, la aparición de flores coloridas de la temporada y los días frescos en los que va quedando atrás el calor del verano, además de que, para muchos, es ocasión de levantar las cosechas del año y preparar la siembra para las temporadas frías que llegarán con el invierno.
En términos del calendario nos indica que estamos entrando de lleno al último trimestre del año en el que se comienzan a revisar las metas cumplidas del presente, así como a proyectar los objetivos del próximo.
A nivel financiero, las empresas y las instituciones suelen activar lo que le llaman cierre del año ylaelaboración de presupuestos para el que iniciará en enero, tratando de recuperar rezagos de las cuentas por cobrar pendientes, así como de establecer un margen de flujos que les permita la sobrevivencia para los meses de enero y febrero, en los que suele haber falta de liquidez.
Con estas analogías en mente, algo similar ocurre en nuestros aspectos personales que presentan una excelente oportunidad de hacer trabajo de introspección, reflexión, balance y planeación de nuestros temas prioritarios.
¿Cómo y qué tan abundante es tu cosecha personal en los aspectos más relevantes de tu vida? ¿Lo recibes en gratitud o estás quejándote de tu realidad? ¿Lo que sembraste hasta ahora durante el año ha dado buen fruto? ¿Estás preparándote para disfrutar el último trimestre del año o hay algo que te esté agobiando? ¿Tienes tus brazos abiertos por lo nuevo que esté por llegar o estás aferrándote a lo que va quedando atrás?
Quizás valga la pena que esta semana te dediques algunos momentos a responder estas preguntas, a bajarte del ajetreo de la cotidianeidad y a agradecer cada una de las bendiciones en tu vida, incluyendo aquellas que tienen un empaque poco atractivo o incluso incómodo, comenzando a incluir en tu rutina diaria tiempos para ti, para tu introspección y espacios contigo mismo.
Dentro de lo que debemos cosechar para nosotros mismos cotidianamente es la oportunidad de contactar con nuestra voz interior, con nuestra alma y con la fuente divina a través de la oración y la meditación.
De hecho, parte importante de todos los programas espirituales, de antiestrés y de crecimiento personal, incluyendo el de los 12 pasos para la recuperación de adicciones, incluyen la oración y la meditación para mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como cada quien lo conciba.