Cuando muchos escuchan noticias, por graves y cercanas que sean, muchos prefieren voltear hacia otro lado y más si es en torno al Medio Oriente, pareciera que les hablan de otro planeta. “A mí qué me importa” o "Respétenme que yo vivo tranquila" ,lo que sucede en Irán, en Palestina o en Israel, son frases que de manera poco consciente se escucha frecuentemente. Tal concepto en realidad es erróneo ya que está visto que en un mundo ya tan globalizado todo nos afecta de alguna manera a todos los demás. Veamos ejemplos del pasado, como la llamada Guerra de Seis Días en los sesenta, cuando Israel invadió el Sinaí egipcio y se desató una conflagración en la que la entonces República Arabe Unida salió perdiendo de todas, todas: el control sobre Jerusalén, regiones enteras palestinas, el propio Sinaí, etcétera. Sin embargo, las mejores armas para los derrotados fueron los barcos encallados en el Canal de Suez, impidiendo por mucho tiempo el tránsito a la navegación general, con efectos desastrosos para la economía mundial.
Y luego vino la guerra entre Irak e Irán, lo que de entrada también tuvo efectos terribles ya que se cimbró la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y entonces los precios del crudo se dispararon al grado de que no hubo país que no resintiera el impacto en el costo sobre todo de combustibles. Y así, el petróleo sigue siendo un factor muy poderoso en los vaivenes de la economía, ya no digamos cuando un conflicto como el que sostienen Irán e Israel, pese a los anuncios en cuanto a los arreglos, treguas o planes de no agresión, son una amenaza latente. ¿Por qué Trump está tan interesado en “pacificar” la región? Ciertamente no anda en busca del Premio Nobel sino que, luego de bombardear Irán, muy a su estilo recula para señalar que ya no habrá guerra y que jamás tuvo como objetivo atentar contra el régimen del Ayatola iraní. Nada de eso, sabe perfectamente que Irán puede llegar al extremo de provocar el cierre del estrecho de Ormuz, lo que estrangularía el movimiento marítimo por el Golfo Pérsico. Bueno, tal vez esta vez haya salvación ya que Irán ya se pronunció por terminar con la “guerra impuesta” (hay que recordar que Israel empezó primero), en tanto que Israel ya notificó que ese país se vuelve a la actividad, tras el pánico causado ahí por los misiles que mantuvieron en estado de pánico a sus moradores.
Sin embargo, el “alto al fuego” puede cristalizar, aunque, por otra parte, la situación no cambia de fondo. Las naciones árabes mantienen un resentimiento profundo hacia Israel, lo que se acentúa con la destrucción y el bloqueo humanitario de Gaza, las muertes de 60 o 70 mil palestinos y el desplazamiento quizá de cientos de miles hacia otros países como Egipto o Jordania. Trump ha dicho que le encantaría hacer de la zona un complejo inmobiliario, (¡válgame, Dios!) e Israel lo ve con buenos ojos, al igual que prácticamente borrar la nación palestina.
Se dirá que todo ello es una cuestión que solamente atañe a los países beligerantes pero la verdad es que, luego de los encuentros en la etapa de la llamada Guerra Fría, así como el conflicto persistente entre Ucrania y Rusia, la inestabilidad de la región no se soluciona fácilmente y Medio Oriente sigue hundido en un problema que lleva ya casi ochenta años y que, según se ve, se prolongaría casi eternamente. Aquí lo importante es que no se ignore lo que sucede en aquella aparentemente lejana región del orbe. Las experiencias históricas, pero ciertamente recientes, han mostrado que ahí se mueve gran parte de la economía mundial (a propósito de Irán hay que recordar que es el tercer país del mundo en importancia de reservas petroleras) y, lo más importante, ahí también y de manera destacada está en juego la paz mundial.
México, se ha caracterizado por sostener una política en cuestión de relaciones internacionales verdaderamente de altura, con diplomáticos de carrera y figuras extraordinarias como Alfonso García Robles (Premio Nobel de la Paz), tiene un peso significativo en este campo. Hoy, la situación después del sexenio de López Obrador se encuentra sumamente limitada, La presidenta Sheinbaum está actuando y tuvo el buen tino de ordenar la extracción de nacionales de las naciones en conflicto. No obstante, hace mucha falta se considere que estos temas conllevan importancia para nuestra nación y que, efectivamente, regiones como Medio Oriente, no están nada lejos como a veces creemos.