Es la Literatura el lenguaje de los silencios y los enigmas, por ello no podía tener mejor título el libro recién presentado en Tampico por su autor Arturo Meza López: «Sombras del Silencio».
Lo explicaré auxiliada por la ciencia: cuando una partícula es tan pequeña que es invisible al ojo humano, se puede hacer incidir sobre ella una luz logrando la proyección de su sombra, esa sombra es muchas veces más grande que la partícula misma, y por ello es ahora visible al alcance humano, y es posible ver, magnificada, su forma. No es posible ver sus colores, la intimidad, sus rasgos, sus tatuajes, sus cicatrices, ni escuchar su voz.
Esto mismo pasa con un escritor: su mirada literaria incide en el entorno, provocando en lo invisible proyectar su larga y silenciosa sombra, entonces descubre la presencia y el enigma.
Es capaz de construir historias en un café, escudriñando a un anciano que, absorto, mira hacia una mesa vacía. Quizás así surgió «Soledad», el primer relato al abrir su portada.
Los personajes en los primeros relatos no tienen nombre, son descripción, forma de su sombra. Al avanzar en las páginas: personajes, lugares, bebidas, portan un nombre; el autor les confiere color y voz. Es la sombra el primario espejo del enigma, y es la identidad su fantasía.
En función de su canon literario, el escritor evitará, o no, transferir su propia sombra, y quizás su propio enigma, a sus escritos. En el último relato titulado “Ayúdame, Juan, Ayúdame”, el personaje se dirige directamente al lector, sin intermediación, al comentar: “era invierno, como ya lo dije antes…”, en alusión a líneas previas.
El personaje no es sólo el narrador sino es un narrador-escritor; cuenta la historia en primera persona, y a la vez es consciente que la está contando en un texto.
En Literatura, siempre acompaña a la historia un relato propio del lenguaje mismo. La palabra escrita es apenas la sombra de algo, de un enigma, que se llena de ficción y fantasía, libro a libro.
Celebremos la publicación de Sombras de Silencio y de todos los libros que se escriben en nuestra ciudad. Las ideas y las emociones están hechas de palabras, una comunidad en silencio escritural y lector, es una comunidad inerte al movimiento y la magia de la vida.
