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No robarás... El miedo a no tener suficiente

El precepto de no robar puede interpretarse de manera rápida y simple, como no apoderarse de bienes ajenos, pero el sentido profundo para el yoga es mucho más amplio. El tercero de los yamas o preceptos éticos consignados en los Yoga Sutras, uno de los textos fundamentales de esta disciplina, es Asteya y habla de no robar pero también de no aprovecharse de los otros, del robo de tiempo, energía y crecimiento propio y de los demás; del robo de recursos naturales que pertenecen a todos; y lo peor: del robo de la posibilidad de decidir y del éxito de alguien más por considerarlo inferior.

Asteya pide evitar que las inseguridades, el miedo o la codicia tomen el control de cómo nos relacionamos con nuestros semejantes. Como explica la yoguini Almudena Sánchez, “cuando llegamos tarde o malgastamos la energía de otra persona reclamando su atención de forma innecesaria o cargamos al otro con tareas que son nuestras, también estamos robando. De la misma forma incumplimos Asteya cuando tomamos ventaja de las circunstancias y el esfuerzo de otros, atribuyéndonos logros que no nos hemos ganado por nuestros propios medios”.

Y como siempre el Ego, protagonista central de todas las desviaciones humanas, es quien está detrás del deseo o la acción de robar cuando nos hace sentir, a nivel consciente o inconsciente, que somos mejores, más importantes o más valiosos que los demás. El Ego nos hace competir con el otro empujándonos a querer ser los primeros siempre, los ganadores siempre, los beneficiados siempre; al hacernos pensar que sólo nosotros sabemos qué es lo correcto. El robo aquí sucede al privarnos de nuestro sentido de abundancia donde si los demás tienen éxito me quedo sin los potenciales recursos que mi soberbia y mi egoísmo me dicen, sólo deben ser para mí y los míos.

Virabhadrasana III, el Guerrero III con Hasta mudra es la posición asociada a Asteya. Con apertura de mente y corazón, inicia desde la estocada en forma de media luna, transfiere el peso a la pierna delantera y lanza el Guerrero. Para hacer Hasta mudra, extiende los brazos al frente con las palmas abiertas hacia el cielo. Crea un cuenco con las palmas con los meñiques en contacto a manera de ofrenda, donde así como das, recibes, “liberando el miedo a no tener suficiente”.

(Con información de gong.yoga, mettayogastudio.com y xuanlanyoga.com)

Ilustración: Moisés Butze
Ilustración: Moisés Butze



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Marién Estrada
  • Marién Estrada
  • [email protected]
  • Periodista egresada de la Universidad Iberoamericana, especializada en temas de cine y conciencia. Desde 2015 escribe la columna "Mente y Cuerpo Sanos" en Notivox Diario. Es autora de "Yoga en tiempos sociales".
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