
Mucho hemos hablado en esta columna sobre Surya Namaskar, la secuencia del Saludo al Sol como práctica para celebrar cambios de ciclo, para establecer propósitos de año nuevo o como serie para trabajar prácticamente todos los músculos del cuerpo. ¿Pero cuál es el origen espiritual de esta maravilla de práctica?
Surya Namaskara, el nombre en sánscrito de los Saludos al Sol, deriva de la palabra Surya, que significa sol, y Namaskara, que se refiere a saludo o reverencia. Para la tradición hinduista Surya representa la fuente de luz por excelencia, que a su vez está asociada a los estados espirituales “iluminados” de los grandes sabios y maestros. Y es justamente la relación alumno-maestro, la conciencia que subyace detrás de la secuencia.
La tradición védica narra la historia de Hanuman, el Señor de los Monos, admirado por su fuerza, su erudición, su sabiduría, su rectitud, su humildad y su devoción. Hanuman necesitaba un maestro, así que su madre le sugirió buscar a Surya: “Todos los días conduce su carro por el mundo entero y lo ve todo, en todas partes. Él conoce todas las escrituras sagradas y vuela aún más alto y más lejos que tú”.
Hanuman entonces le pidió a Surya que fuera su guía, pero éste se negó. Había perdonado a Hanuman por tratar de comérselo cuando era bebé, pero le explicó que no tenía tiempo para enseñarle pues no podía parar su eterno movimiento. Hanuman aseguró que le seguiría el paso, y entonces Surya, aunque dudando que pudiera hacerlo, aceptó.
Hanuman voló y se ubicó frente al sol. Surya, que apreciaba su perseverancia, comenzó a cruzar el cielo a toda velocidad, mientras le explicaba las escrituras. Esto significaba que Hanuman tenía que viajar hacia atrás para mantenerse de cara a su maestro. Algunos dicen que el movimiento hacia atrás de Hanuman fue el origen de Surya Namaskar. Como apunta la yoguini Zo Newell, “si lo piensas, te darás cuenta de que cuando practicas el Saludo al Sol terminas en la parte de atrás de tu tapete y luego tienes que volver al frente para continuar con la serie”.
Hanuman fue un discípulo tan dedicado que logró conocer todos los Vedas en una semana. Surya conmovido por su devoción, no pidió pago alguno a cambio, así que el dios mono le ofreció su gratitud y sus namaskaras, es decir sus saludos reverentes. Había nacido Surya Namaskar. (Continuará…)