Se oían los rumores: ¡Qué viene Elena a Torreón!, ¡Qué va a dar una conferencia!.
La gente estaba con la expectativa y sí vino Elena.
La cátedra fue en la Ibero Laguna y después tuvimos una comida en la misma universidad.
Elena Poniatowska con una cabellera rubia y una sonrisa que iluminaba su rostro conversaba con la sencillez que sólo tienen las personas generosas.
En la Ibero mi amigo el fotógrafo Melchor Cadena le tomó la imagen luminosa que apareció en el libro de mi autoría Páramo de espejos (Miguel Ángel Porrúa, Universidad Iberoamericana Laguna, 2001).
Algunos meses después, el 24 de agosto de 1999 aceptó que se llevara a cabo la entrevista en su casa en la ciudad de México.
Ese día llegaba de Italia mi hija Isabel que estudiaba diseño de joyería. Elena le dio tanto gusto recibirla que le salió la periodista que llevaba adentro.
Así que le preguntaba qué hacía, cómo era su carrera, cuáles eran sus planes; la veía jovencita y llena de pasión e ideales.
Seguiría mi turno de preguntas con la bella y generosa Elena.
Van algunos párrafos de la entrevista:
Sobre la escritura
Uno siempre escribe a partir de uno mismo.
Pero, en general escribes a partir de tus vivencias, a partir de uno mismo, a partir de lo que ves, pero le puedes atribuir a otros todo lo que ves.
No invento todo, pero muchas cosas si.
El papel de la mujer en la literatura mexicana.
Ahora hay muchísimas mujeres que escriben, para coraje de los hombres.
Te dicen que, ahora, para triunfar hay que ser una pinche vieja. (…) Pero desde luego, hay que pensar que el mayor poeta mexicano, y de América Latina es Sor Juana Inés de la Cruz. Y Sor Juana Inés de la Cruz fue una mujer.
Siempre pienso con mucho agradecimiento en Rosario Castellanos, me parece la más completa de las escritoras mexicanas, después de ese fenómeno que fue Sor Juana.
Pienso también en Elena Garro y en muchas otras escritoras que me parecen extraordinarias.
Como ves la evolución de tu obra, ahora en 1999, empezaste en 1953.
Procuro no ver hacia atrás. Procuro ver el libro en el que yo crea, sea en el que estoy haciendo o el que voy a hacer, porque si no simplemente no lo haría. ¿Cómo veo mi evolución? Pues, veo una gente que en cierta manera, no ha perdido su frescura, que no ha perdido su capacidad de asombro y que no ha perdido el interés por lo que sucede.
La inmensa curiosidad de todo… y lo que es la gente, por sus expresiones, por sus vidas, por lo que va a hacer y eso es una cosa que me mantiene alerta y que me hace seguir adelante, la pasión por los demás.
En tu libro Las palabras de árbol, nos podemos percatar de la cercanía que tuviste con Octavio Paz.
La cercanía se dio cuando yo era más joven, cuando yo tenía veinte años. Pero después de 1980 a 1990, Octavio no me dirigió la palabra No me hablaba, se enojó, yo lo digo ahí en el libro de Tina Modotti.
Me dijo que como era posible que le dedicara tanto tiempo, tanto esfuerzo, tanta energía a una comunista y que él me había dicho que no escribiera sobre ella.
En esa época Octavio Paz era muy reconocido.
Con Octavio Paz disfrutaba su inteligencia, mis pláticas eran sobre todo entrevistas.
Yo hacía las preguntas y él daba las respuestas.
Lo que la ha influido
Es la gente, la calle, lo que oigo.
Sobre el 68 y la disputa con Luis González de Alba
Me acusa de inexactitudes, aunque durante 30 años no me dijo nada. Y cuando se celebraron los treinta años de la matanza del 2 de octubre, hasta entonces me habló y me dijo que yo me había equivocado (…) Él se dedicó a atacarme sistemáticamente en todos los medios de comunicación (...)
A mi juicio una cosa absurda e innecesaria.
Me hubiera hablado “Oye, mira, tu editor es el mismo que mi editor, vamos a la editorial, te equivocaste, quiero corregir acá y allá, Y no hubiera habido escándalo, pero él no lo quiso, en realidad creo por celos o envidia porque finalmente, La noche Tlatelolco es su libro que lleva 57 ediciones y el suyo Los días y los años no.
Yo comprendo su enojo, su furia, porque él vivió el 68, él estuvo en la cárcel, él fue expatriado a Chile, el sufrió todo el proceso y yo que era una personita que no vivió esas cosas o que las vivió de mucho más lejos porque nunca estuve encarcelada, nunca corrí bajo las balas de los saldado….
mi libro tuvo muchísima más respuesta que el suyo. Esa fue su bronca, considero que fue absolutamente injusto y arbitrario.
De esta entrevista han pasado 20 años, Elena ha sido merecedora del Premio Cervantes 2014, Premio Rómulo Gallegos 2007, la Beca Guggenheim en 1994 y muchos otros más.
Ha sido reconocida como periodista, por sus crónicas y sus libros de entrevista que nos da un amplio panorama de Todo México y por supuesto otros géneros que ha manejado. D
esde la cultura popular hasta la alta cultura conocemos el país a través de los ojos de Elena.
Imposible nombrar todos los títulos que ha escrito.
Pero lo que sí ha logrado es dejar su huella y bien marcada de lo que es ella, de lo que cree y ha luchado. Un privilegio conocerla.