Nunca parezcas ir de prisa, eso delata una falta de control sobre ti y el tiempo. Aparenta ser siempre paciente, como si supieras que todo terminará por llegar a ti. Sé un detective del momento justo; huele el espíritu de la época, las tendencias que te llevarán al poder. Aprende a apartarte cuando aún no ha llegado el momento propicio y a atacar con ferocidad cuando se concreta”.
Vaya planteamiento nos presenta el autor de Las 48 Leyes del Poder, Robert Greene, quien apela a la serenidad y paciencia de nuestros pequeños Solines del poder mundial, nacional y local.
“Calma, pendejos, estamos chupando tranquilos”, diría cualquiera que se ocupe de este tema, como cuando don Fidel Velázquez recomendaba no moverse para salir en la foto, solo que yo hoy no tengo más ganas de eso ni de nada, sino de llamar a la reconciliación de este país. ¿A qué? A la reconciliación de este país.
¿A qué? A la reconciliación de este país.
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¿A qué? A la reconciliación de este país.
¿A qué? A la reconciliación de este país.
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¿A qué? A la reconciliación de este país.
¿A qué? A la reconciliación de este país.
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¿A qué? A la reconciliación de este país.
¿A qué? A la reconciliación de este país.
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¿A qué? A la reconciliación de este país.
¿A qué? A la reconciliación de este país.
¿A qué? A la reconciliación de este país.
¿A qué? A la reconciliación de este país.
Antes de que sea demasiado tarde.
