“Invierta los papeles: muéstrese deliberadamente impredecible. Las actitudes que en apariencia carecen de coherencia o propósito desconcertarán a los demás, que se agotarán tratando de explicarse sus movimientos y acciones”. Es la sentencia de Robert Greene, autor del Best Seller, las 48 Leyes del Poder.
Para efectos de la real política mexicana, nadie mejor que Andrés Manuel López Obrador, quien se volvió impredecible haciendo precisamente lo que más predecible le haría parecer. Vaya enredo.
Lo predecible de cualquiera de sus antecesores era mantener casi en secreto sus decisiones, envueltas en un manto de misticismo, lanzar mensajes cifrados y jugar con las reglas no escritas del poder, ser leídos entre líneas y casi nunca decir lo que estaban pensando.
Por el contrario, Ya Sabes Quién sorprende a sus rivales lanzándoles sus ataques más obvios y las jugadas menos complicadas. Como estratega, gusta dar el “Mate del Pastor” y en cuatro movimientos dejar fuera a quien se le atraviese.
Dijo que no seguiría con la construcción del famoso aeropuerto y todos creyeron que estaba bromeando, hasta que no solo lo cerró, sino que dejó que se inundara, junto con el dinero invertido, las indemnizaciones y garantías, así como las ganancias que muchos esperaban obtener.
Algo parecido hizo con el avión.
Lo mismo ha pasado con muchas de sus decisiones. Las cantó en campaña y las ha ido ejecutando desde la Presidencia.
Por eso es creíble que no perseguirá la reelección y abiertamente discute y presume a quienes podrían asumir la candidatura de su movimiento para relevarlo.
No juega al tapado, no hace aspavientos, actúa de la manera más predecible, lo cual, paradójicamente, lo hace impredecible.
López Obrador sorprende con cada decisión que toma, sin embargo, a nadie le debería de asombrar, cuando él mismo advirtió que no se trataba de un cambio de sexenio sino de régimen, al que equipara a la Independencia, la Reforma y la Revolución, llamándolo una y otra vez la Cuarta Transformación. Entonces por qué hay tanto extrañado si las cartas fueron abiertas y los dados echados desde un principio.
Lo impresionante aquí, es que la oposición tradicional sigue queriendo descifrar un mensaje que no necesita ser descifrado sino entendido y actuar en consecuencia.
Lo sorprendente es que no exista una tercera vía que ofrezca algo distinto a la clase política relevada y a la que hoy gobierna con base y respaldo en la voluntad popular.
Por lo pronto, no se vislumbran liderazgos capaces de sorprender e irrumpir en la escena política nacional, a no ser alguno que va entrando y que tendrá que demostrar más capacidad que popularidad y frivolidad.
De tarea:
Lo que no sorprende a nadie es la estrategia política y jurídica a cargo del alfarismo para entorpecer y dilatar el registro de Alberto Maldonado, como candidato de Morena a la alcaldía dé Tlaquepaque, donde se repetirá la elección con la mismas reglas y candidatos, solo que los naranjas y sus comparsas prefieren ganar a base de chicanadas.
¿Qué se puede esperar de una corte de pícaros al servicio de un solo hombre y que desprecia al resto de los jaliscienses? Lo sorprendente es que no exista una tercera vía que ofrezca algo distinto a la clase política de antes y a la que hoy gobierna con base y respaldo en la voluntad popular.
Por Marco Sifuentes