Uno de los datos financieros que más interesa al público en general es conocer el valor de nuestra moneda respecto al dólar. La mayor parte de los mexicanos sabe que esto impacta muchas cosas; para aquellos que cuentan con recursos para ahorrar o invertir el tema es importante, para la gente común y corriente también lo es porque todos saben que la cotización del dólar influye en muchos precios de artículos de consumo diario.
Lo más emblemático de las crisis económicas de los últimos 50 años (1976, 1982, 1994) es que en todas el peso se devaluó con fuerza, pero en la crisis que vivimos actualmente el tema cambiario no ha tenido relevancia. Antaño, las crisis se daban por los altos niveles de endeudamiento del gobierno en moneda extranjera y la falta de generación de divisas suficientes para enfrentar los compromisos; además, en las tres anteriores, el banco central tenía que hacer frente a la demanda de dólares obligatoriamente, lo que resultaba en una pérdida de las reservas internacionales y se hacía evidente la condición de impago que provocaba un fuerte ajuste cambiario.
Hoy la crisis no es de carácter financiero, las finanzas están equilibradas y el banco central no tiene que surtir la demanda de dólares, el mercado lo hace. En las crisis pasadas había déficits cuantiosos en la balanza comercial que impactaron en la cuenta corriente, esos déficits se financiaban con nueva deuda en dólares o con flujos de capital de corto plazo, como con los Tesobonos en la crisis de diciembre de 1994.
Este problema tiene causas diferentes: un tipo de cambio flotante que ha permitido que Banxico mantenga intactas las reservas internacionales y dos años con superávits en la balanza comercial, el año pasado fue de 34 mil mdd, el más alto en la historia, pero se dio por una caída más fuerte en las importaciones. La razón, que es la segunda causa más importante de la crisis, es la falta de inversión privada en el país, y por eso la caída tan importante de las compras de maquinaria en equipo y en bienes intermedios.
Esta crisis, junto con la pandemia, es una falta de confianza de la inversión privada nacional y extranjera en México. No nos faltan dólares, se necesitan políticas públicas para que el sector privado invierta, se necesita estado de derecho y que se reduzcan los índices de inseguridad.
El peso no debe perder valor frente al dólar, ya que hay equilibrio financiero y estabilidad; el problema es que la economía se contrajo mucho (el peor dato en los últimos 90 años) y los crecimientos esperados serán bajos y lentos. Para muestra, ayer el peso se devaluó a pesar de que el dólar se debilitó, esto por dos razones: diputados de Morena, sin hacer caso a la Comisión de Energía de la cámara y a la Corte, insisten en pasar la reforma de la industria eléctrica que envió el Presidente y que, para fines prácticos, le devuelve el monopolio a CFE. La otra razón es que el titular de Hacienda dijo que el gobierno le hará más ligera la carga fiscal a Pemex… aunque lastime las finanzas nacionales. El peso contra el dólar estará estable este año, pero solo si no se cometen errores que afecten la confianza de inversionistas y calificadoras.
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