Camilo es el nombre de mi mascota, tiene 16 años, nunca fue un perrito sino parte de la familia. Ya no ve bien, pero siente cuando estoy cerca... cuidando que no se lastime.
Le cuesta caminar porque le duelen sus huesitos, pero siempre se alegra y se para cuando escucha que llegamos a casa o salimos: es como su manera de demostrarnos amor.
Mi familia alguna vez me contó que, cuando mi papá murió, él estaba en su regazo y no se quería despegar de él. Se perdió y regresó a casa donde siempre lo hemos consentido porque es muy especial. Durante los años que me fui a vivir a Argentina, nos veíamos por webcam y siento que esperó mi regreso.
Lo envenenaron en marzo del año pasado y su veterinaria lo salvó de milagro porque es muy fuerte y es el perrito más noble y fiel. Ya lo habían operado del estómago cuando lo mordió un rottweiler por defender a mi papá años atrás; siempre fue como su protector.
Sé que no va a ser eterno pero, cada que pienso que un día no va a estar, se me estruja el alma y solo quien tiene mascotas sabe esa sensación.
¿Por qué les cuento todo esto? Porque todos pasamos por ese mismo proceso, un día nos tendremos que despedir de ellos, de quienes nos acompañan y que son como nuestra familia.
Pero… ¿sabemos cuál es el proceso y cómo tendremos que afrontarlo? ¿A quién tenemos que llamar? ¿O cuál es el costo de un servicio como este?
Es por eso que como amante de los perritos, fue muy emotivo enterarme que ya se encuentra operando el crematorio de mascotas de Tampico ubicado en la colonia Borreguera, un lugar en donde tendremos la confianza de llevar a nuestras mascotas cuando tengamos que darles el último adiós.
Considero que esta fue una iniciativa muy positiva que nos beneficia como ciudadanos y nos hace entender la importancia y la huella que deja una mascota, ese vínculo familiar, esa zona de confort, esos animalitos que además de nuestro amor en vida merecen un descanso eterno digno.
Por último, solo quisiera recordarles que una mascota es una responsabilidad y que su vida es tan importante como la de cualquier ser humano. Protejámoslos siempre: ellos lo merecen.
