Hace más de 10 años tuve que irme del país para seguir mis sueños y en ese momento tuve que tomar una difícil decisión: dejar de cursar la maestría. ¿Quién no ha dejado de hacer algo que ama por circunstancias que cambian el rumbo de nuestro destino? Siempre lamenté no concluir, pero dejé esa puerta abierta para cuando llegara el día en que la misma vida me pudiera regresar… porque me lo debía.
Llegué a México hace dos años y, tras toda la parafernalia de la cuarentena, se fueron ajustando las actividades para todos; nunca saqué de mi cabeza la posibilidad de reingresar para seguir con mi maestría y fue justo hace un mes cuando llegó ese correo electrónico tan esperado. Bien dicen que la vida está llena de sorpresas, es difícil entender que muchas veces no es nuestro momento y tenemos que dejar ir... pero jamás debemos de perder la fe.
Ayer por la mañana mi marido me inscribió de nuevo a la Maestría en Dirección de Mercadotecnia del Instituto de Estudios Superiores de Tamaulipas, esta vez para concluirla y seguir adelante. Hay recuerdos que traen consigo nostalgia, algunos nos llevan hacia la tristeza y otros nos devuelven la sonrisa que perdimos hace años.
La vida pasa y no podemos detenerla y es aquí cuando vienen a mi mente todas aquellas personas que tienen que dejar pasar sus proyectos personales por distintas razones o por atender otras responsabilidades: con su familia, con sus hijos, con su salud o su trabajo. Los tiempos son diferentes para todos, lo importante es no decaer.
¿Qué fue lo que tuviste que dejar ir? Si pudieras terminar con lo que iniciaste, ¿te darías una nueva oportunidad? ¿Sentiste que tenías que concluir esa meta para poder seguir adelante? Las metas son importantes y fijan la culminación de nuestros sueños. ¡Que no nos detenga ni siquiera el tiempo!
Concluir con lo pendiente es completamente sanador, es como poner la última pieza de ese rompecabezas que pensaste que no podrías culminar nunca porque se había perdido la pieza. Siempre se puede ser mejor, no importa el tiempo, sino que nunca te olvides de esa promesa que te hiciste a ti mismo, de ese reto personal, de eso que siempre quisiste hacer.
Y a ti, ¿qué es lo que te falta por concluir? ¡Tú puedes! _
