Internacional

América Latina pasó de las protestas callejeras a los políticos ultras

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En 2019 América Latina se incendió: decenas de miles de manifestantes salieron a las calles de Chile, Perú, Colombia, Ecuador, Bolivia, Honduras y otros países para exigir un cambio en la forma en que son gobernados. Sobre todo, mostró un descontento con las élites políticas y partidarias, quienes no han logrado mostrar —mucho menos crear— un camino mejor para los cientos de millones de pobres de la región en las últimas décadas.

La pandemia de covid-19 —y las cuarentenas obligatorias en algunos de esos países— frenaron el ímpetu de las protestas, pero no rebajaron el descontento de la población. Hoy, esa frustración y necesidad de cambio se han convertido en votos por partidos y candidatos de los extremos. No necesariamente es algo bueno pues, aunque la vía democrática demuestra que sigue funcionando, las apuestas de los ciudadanos por políticos que se asumen como “antisistema” son más frecuentes. Y peligrosas.

Los ejemplos recientes de Chile y Argentina son muy claros: los partidos de ultraderecha y ultraizquierda acaban de ganar terreno en las últimas elecciones, lo cual no se podría haber esperado hace unos años.

En Argentina, lo que demostraron los recientes comicios intermedios es que la gente está harta de las opciones tradicionales y hay un creciente descontento social. De acuerdo con el periodista Hugo Alconada Mon, “cuatro de cada 10 argentinos desprecian el sistema o, incluso más, pasan de él”. La ultraizquierda se acaba de convertir en la tercera fuerza nacional mediante el Frente de Izquierda y la derecha libertaria, con su candidato Javier Milei, obtuvo el tercer lugar en la ciudad de Buenos Aires.

En Chile la situación es aún más extrema: después de meses de protestas que pusieron en jaque al gobierno, se votó por la creación de un Congreso constituyente para crear una nueva Constitución. Éste no solo es paritario en temas de género e inclusivo con las minorías, sino que una indígena mapuche es quien lo preside. Hay pocos ejemplos similares en la región.

Y pese a eso, en las recientes elecciones presidenciales pasaron a segunda vuelta un candidato de ultraderecha, José Antonio Kast, y uno de ultraizquierda, Gabriel Boric. El centro democrático, en uno de los países supuestamente más estables políticamente, ya ha logrado decepcionar tanto a los ciudadanos que están votando por quienes prometen metas incumplibles y solo exacerban sus prejuicios. Como señala la periodista Yasna Mussa en Post Opinión, hoy “lo único constante son las respuestas impredecibles de sociedades cansadas de futuros que no llegan y de presentes que no cambian”. 

A lo que sucede en el Cono Sur hay que sumar la locura de que un subcontinente como Brasil tenga a Jair Bolsonaro como presidente. Y que en América Central la situación es casi insostenible ante la dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua, el gobierno autoritario de Nayib Bukele en El Salvador y los conflictos postelectorales y migraciones masivas que se esperan tras las elecciones de este domingo en Honduras.

La región está ardiendo y más le vale a los políticos de siempre voltear a ver lo que pasa en esos países para aprender la lección, antes de que surjan opciones (aún) más extremas. Y que los ciudadanos las voten.

Mael Vallejo

@maelvallejo


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Mael Vallejo
  • Mael Vallejo
  • Mael Vallejo es periodista. Director de estrategia digital de N+. Su columna se publica cada 15 días (viernes).
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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