La entrevista de Aleco Irarragorri, publicada en las Redes Sociales del Club Santos, no merece la pena.
Una entrevista realizada por la misma gente del club, y no por periodistas, carece de valor.
¿Por qué carece de valor? Porque los cuestionamientos son a modo y porque no hay una réplica inmediata de otra persona.
Y simple y sencillamente porque no genera tranquilidad, ni responde al sentir de una afición harta y fastidiada por el grave contexto del equipo.
La cara de Fernando Ortiz lo dice todo: un hombre al que, es mi interpretación personal, le prometieron algo y no se lo cumplieron.
Ortiz tiene algo bien claro: con el actual plantel del Santos no se puede aspirar a mucho.
Él lo sabe, pero tiene que ser 100% institucional. Nadie dudamos de que trabajará y buscará encontrar la solución. Pero la pregunta es ¿tiene solución este equipo?.
El club ya no tiene cara, ni Ortiz, ni los jugadores, para pedir paciencia y apoyo a su afición.
Es como esas relaciones amorosas tóxicas donde las parejas pelean, se separan y después regresan: se reconcilian pero el encanto dura muy poco porque, otra vez, vuelven a pelear y a separarse.
Un círculo vicioso patético. Me preocupó mucho ver en televisión rostros de aficionados con expresión de indiferencia; como si les diera igual, como si el equipo ya nos les generase el más mínimo sentimiento.
Eso, querido Club Santos, es lo más grave: ya no despiertan emociones.
Leí declaraciones de Dájome (muy mal delantero, por cierto) donde dice que necesitan de la afición y que le dolieron los reclamos de la gente el domingo.
Pues bien, el señor no entiende que para recibir hay que dar.
Y los jugadores, especialmente él (junto con “Choco” Lozano) le están quedando mucho a deber a la afición.
Pero tengamos algo muy claro: a los futbolistas que no tienen talento no se les puede pedir talento, porque con talento se nace y solamente algunos tocados por Dios lo tienen.
En cambio sí se les puede pedir esfuerzo, porque el esfuerzo es cuestión de ganas e ímpetu.
La mayoría de los jugadores del Santos son futbolistas de esfuerzo y no de talento.