Cultura

Lo que no es cárcel ni infierno

Aquí mismo lo hemos repasado

—dice el camaleón peripatético en el cuarto donde escribo—. Cada aniversario del terremoto de 1985 en la Ciudad de México es también un aniversario de la muerte de Italo Calvino. Treinta años ya.

—Así es, camaleón. Vuelvo siempre a un texto que escribí por aquel entonces, durante el coma de Calvino y luego su muerte en Italia el 19 de septiembre, con la Ciudad de México devastada. Voy a él desde su título: "Lo que no es cárcel ni infierno". Podría resumirse así: en la obra de Calvino bastarían dos de sus metáforas, les diré "calvinerías", para justificarla. Pasan los años y no dejo de pensar en su eficacia para adaptarse a las más extremas de las situaciones. Antes de compartirlas, numeradas, con el lector, apuntemos dos respectivas curiosidades. La primera vez que algunos leímos las palabras de Calvino sobre el infierno fue en la revista Plural, donde José Emilio Pacheco tradujo esa parte de Las ciudades invisibles. La he recuperado ahora al recordar que Héctor Aguilar Camín cerró con ella su ensayo sobre El estilo personal de gobernar de Daniel Cosío Villegas (La cultura en México, suplemento de Siempre!, octubre de 1974, incluido en Saldos de la revolución. Cultura y política de México, 1910-1980, Nueva Imagen, 1982). Respecto a la cárcel o fortaleza del Castillo de If donde Edmundo Dantés y el abate Faria están presos, lo leí por primera vez, antes de ir al original de Tiempo cero, en una conferencia donde Calvino se autocita y que está recogida en su libro Una pietra sopra (1980). Había comprado la primera edición en español de ese libro, ofrecido como Punto y aparte. Ensayos de literatura y sociedad (Bruguera, Barcelona, 1983) en la Librería del Prado, que entonces importaba de España libros contadísimos e inconseguibles en otras librerías del DF. Se llamaba así por estar efectivamente ubicada en el pasaje del Hotel del Prado, herido de muerte luego del terremoto de 1985. Van, ahora sí, las dos calvinerías.

1. En Las ciudades invisibles, luego de que Marco Polo le ha referido a Kublai Khan la existencia de ciudades donde el pasado se confunde con el futuro, el deseo con la realidad y la vigilia con los sueños, el Khan saca un atlas que tiene todas las ciudades que han existido, pero también todas las que no han existido, las utópicas y las infernales, las ciudades que vendrán o no. Le pregunta a Polo, que ha visto e imaginado todas las ciudades, hacia dónde llevan los vientos. Polo insinúa que van para mal y el Khan dice que entonces la acción no tiene sentido si todo ha de llevarnos al infierno. Polo responde: "El infierno de los vivos no es algo que será: se encuentra aquí, es el infierno que habitamos todos los días y está formado por nuestra conciencia. Tenemos dos recursos para no sufrir. El primero funciona para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de ya no poder verlo. El segundo es peligroso y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y reconocer en medio del infierno aquello que no es el infierno, y hacerlo perdurar y darle espacio".

2. En Tiempo cero, Alejandro Dumas está escribiendo El conde de Montecristo. Mientras estudia las posibles variantes de la historia, en un capítulo tiene prisioneros en el Castillo de If a Edmundo Dantés y al abate Faria, quienes a su vez estudian cómo evadirse de la fortaleza. Faria cava galerías pero fracasa y va a dar a celdas más profundas, mientras Dantés intenta dibujar un plano a partir de las pruebas de Faria. El abate busca la fuga perfecta a base de intentarlo pero Dantés hace lo opuesto: imaginar no la fuga sino la prisión perfecta, la que sea imposible evadir. Razona: si con el pensamiento consigue construir una fortaleza así, inescapable, "esta fortaleza imaginada o será igual que la verdadera —en cuyo caso será cierto que de aquí no saldremos nunca, pero habremos conseguido al menos la tranquilidad de estar aquí porque no podríamos estar en ninguna otra parte—, o será una fortaleza de la cual resultará todavía más imposible salir de aquí, en cuyo caso es señal de que existe una posibilidad de huir de aquí: para encontrarla basta localizar el punto en que la fortaleza imaginada no coincide con la verdadera". Calvino: "Este es el final más optimista que he conseguido darle a mi cuento, a mi libro y a esta conferencia". Y tal vez sea el final más optimista para cada día de la vida misma, camaleón.

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Luis Miguel Aguilar
  • Luis Miguel Aguilar
  • [email protected]
  • Ensayista, narrador y poeta. Ganó el Premio del PEN Club México 2010 por Excelencia Literaria, y el Premio del Festival Internacional de Poesía Ramón López Velarde, en 2014. Publica todos los martes su columna El camaleón peripatético.
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