Nadie puede negar que la vida moderna ha traído a nuestra especie un sinnúmero de comodidades y beneficios, que claramente se ven reflejados no solo en aspectos nimios de comodidad y confort, de los que en mayor o menor medida todos disfrutamos, sino también en otros renglones mas importantes como la capacidad de enfrentar mejor las calamidades naturales, con que a diario “Mamá Natura” nos vapulea en algún rincón de nuestro viejo planeta, así como los adelantos en el área de salud, que en el lapso de unos pocos años han extendido las expectativas de vida humana, todo ello gracias al desarrollo científico y tecnológico.
Pero como todo en la vida, esto tiene un costo, esos avances han traído aparejado un deterioro de la calidad de vida en términos de tranquilidad y ritmo de vida, de donde a nivel mundial se han incrementado:
estrés, angustia y ansiedad, como lo atestiguan las agendas de psicólogos y psiquiatras, trastornos mentales que no en pocos casos se somatizan en afecciones gástricas en niños y jóvenes en los que anteriormente era inusual encontrarlas.
Como si esto no bastase, este moderno mundo digital se ha convertido en algo así como la cueva de los 40 ladrones de Ali Babá, donde a diferencia del cuento, nosotros para entrar y salir de esta cueva web de los ladrones, requerimos no sólo una única contraseña como el famoso “ábrete sésamo” del cuento, ideado para sobrevivir (en el cuento del cuento), por la fértil imaginación de la bella “Sherezada”, sino de una cantidad mayor de claves y contraseñas que cada día aumenta más:
Para la lap, el internet, el celular, el auto, el correo, el banco y una larga lista que crece en la medida que crece la paranoia justificada por la inseguridad y deshonestidad en la que vivimos.
Esta creciente lista significa una carga adicional a nuestra memoria, que según entiendo bien puede sustituirse con algún aditamento o aplicación, solución que a su vez aumenta el riesgo de extraviarlo y quedar atrapado y descuartizado (hackeado) en la cueva web de los ladrones, tal como le ocurrió a Kassim el hermano de Ali Babá.