La noticia apareció en todos los diarios: El próximo 15 de noviembre nacerá el bebé terrícola con el que los humanos completaremos un número de habitantes vivos igual al que precede estas líneas.
Así lo comunicó la ONU en sus “Perspectivas de la Población Mundial 2022”.
A lo que Antonio Guterres, Secretario General de esa institución añadió que esto es un motivo para:
“celebrar nuestra diversidad, reconocer nuestra humanidad y maravillarnos de los avances en salud que han prolongado la esperanza de vida y reducido drásticamente las tasas de mortalidad materna e infantil”.
El comunicado incluye una serie de datos y estadísticas que hacen pensar en un futuro optimista que si bien no será de bonanza para la humanidad, al menos sí sugiere que la explosión demográfica tiende a estabilizarse hacia un crecimiento nulo con 2.1 hijos por mujer, lo que a primera vista puede sonar prometedor, pero lo que a mi parecer no se pondera en dichos promedios, es el nivel socio-cultural en donde se “recargará” esa tasa de natalidad, ya que en los países más desarrollados los niveles de fecundidad tienden a la baja, por lo que aunque se cumpla con el promedio citado de 2.1, la población crecerá más entre los países con pocas oportunidades de desarrollo, lo cual, de no implementarse programas internacionales eficientes, a su vez provocará mayor desigualdad, emigración, delincuencia y deterioro ecológico.
Aunque someramente Guterres se refirió en este sentido a “una responsabilidad compartida” y a un “compromiso mutuo” entre los países ricos y pobres, lo cierto es que con sólo mirar la realidad del mundo actual, nada indica que los sorprendentes avances tecnológicos y científicos hayan contribuido a hacernos mejores seres humanos, entendida esta cualidad como aquello que nos diferencia de las bestias.
Poner la tecnología al servicio de las personas dijo alguna vez el Papa Francisco, pero cabe preguntarnos: ¿querrán hacerlo así los dueños de la tecnología?, o ante la respuesta obvia, la pregunta obligada:
¿será la Inteligencia Artificial el Chapulín Colorado que venga a socorrernos?