La reconversión de los hospitales para la atención a los casos de covid-19 permitió frenar el impacto de las infecciones por el virus, pero redujo las alternativas de atención a otros padecimientos. La falta de consultas presenciales también aumentó las limitaciones para la obtención de diagnósticos claros. La confianza de las personas para salir de sus hogares y visitar unidades de salud con el riesgo de contagio fue otro factor que, en conjunto con los demás, impactaron en la salud y calidad de vida, esos efectos son visibles hoy de diferentes maneras.
Según datos del Sistema de Administración, Logística y Vigilancia de Antirretrovirales (SALVAR) en CdMx de 2019 al periodo que llevamos de 2022 se triplicó el número de pacientes con VIH que acuden a un hospital de especialidades por gravedad. El año previo a la pandemia, Censida reportaba sólo dos entidades del país con más de la mitad de pacientes con VIH con infección de gravedad, para 2022 son 29 estados.
Otro impacto ha sido en los trasplantes de órganos que tan sólo el primer año de pandemia redujeron en un 70 %, según el Instituto Nacional de Pediatría.
Se estimó que los trasplantes realizados fueron socorridos mayormente en hospitales privados que no atendían a pacientes por covid-19; limitando la atención sólo a quienes pudieran pagar los altos costos.
Padecimientos como cáncer y afecciones cardiacas vieron reducidos los diagnósticos y, por tanto, avanzaron sus complicaciones.
Otro efecto es la falta de claridad epidemiológica en ellos. El trabajo por la salud muestra retrocesos que deben ser atendidos a la par de la pandemia y requieren volcar la atención a ellos.
A más de dos años de haber sido declarada la pandemia por covid-19, la presente ola de contagios no es la única preocupación del sector.
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