Mármol nos suena a piedra, antigüedad, belleza y más de uno seguro visualiza una escultura cuando escucha esta palabra. Este libro de Pedro Mena Bermúdez es un auténtico mármol, piedra que no es la misma desde su formación hasta su extracción. Mezcla de diversos minerales compactados, resultado de elevadas temperaturas y mucha presión. Así son los ensayos de Pedro Mena, elevan las neuronas a una actividad candente y presionan al lector a salir de la zona de confort para cuestionar al mundo como un filósofo lo haría: nada está dado por sentado, todo está por ser nombrado, recreado, el mundo y las personas al microscopio del intelecto.
La primera parte desde la mirada de un poeta maldito, alguien pesimista, sin destino y sin ambiciones si lo describe su madre, nos presta unas gafas para cuestionar las actividades humanas. ¿Por qué algunos eligen las redes sociales y otros perderse en el pensamiento? ¿Cuál es el hilo de Ariadna que hoy libera a quienes perdidos en su mundo olvidan que son parte de una colectividad? ¿Quién nos enseña a pensar fuera de nuestras verdades? ¿Cuándo fue la última vez que cuestionaste lo que sabías? ¿La pandemia nos llevó a preguntarnos lo fundamental? ¿Qué verdad o paradigma de vida hay detrás de los hábitos inculcados por nuestros padres: bolear los zapatos hasta que brillen, usar joyería, ser puntuales?
Si Sócrates dijo esto o aquello, si a Cioran hay que leerlo en el desayuno o la cena con unos alcoholes, la segunda parte del libro es chismecito filosófico, una sección muy robusta de referencias del tipo sabías qué San Agustín o Schopenhauer esto. Aquí el ensayo baja del Topus Uranus a las grandes mentes del pensamiento y las humaniza. “...el pasaje donde Porfirio encuentra a Plotino, y lo hace para ilustrar, no la filosofía del oriundo de Licópolis, sino los asuntos concernientes a cómo disuadir, con gentil persuasión, al suicida…Esta anécdota, 350 años después, es retomada por Cioran en su libro Del inconveniente de haber nacido, y la transmuta en un lapidario aforismo: Cuenta Porfirio que Plotino tenía el don de leer en las almas. Un día…” Seguro quieres saber qué pasó, lee Mármol.
Tríptico de la timidez, un desenfoque es el cierre de este viaje por la realidad y el pensamiento. El narrador confiesa “Tinta, ahí me comencé a esconder” y leeremos sobre el amor, el trabajo, la escritura, lo cotidiano que nos exige ciertos estándares y la timidez que busca pausa, cobijo, pensamiento, mucho pensamiento, acciones en desfase con la realidad dirían otros, acciones meditadas diría el que ejecuta. Por qué contemplamos la belleza, qué nos detiene en lugares donde ya no pertenecemos, por qué nos escondemos de nosotros mismos. “Caigo en cuenta que voy al Café solo para esconderme de mi propia ausencia. Leo esta frase y la borro pese a que me huele a poema de señora copetona en taller literario impartido por un divorciado… ¿Inseguridad, falta de autoestima, miedos, cobardía, traumas? Todo eso y más cabe en mi timidez a la hora de negarme, de prohibirme decirle a alguien un cumplido”.
Te invitamos a la presentación editorial de Mármol el 26 de febrero a las 11:00 horas en la Biblioteca de la Universidad Iberoamericana. Sígueme en redes sociales juliacuellar_escritora si deseas obtener el libro o conocer más sobre librero rodante, un proyecto de trueque de libros.
“A menudo sufrimos más en nuestra imaginación que en la realidad”, dijo Séneca. ¿Será? Saca tu libreta, ve a tu sillón de pensar y activa esas neuronas.