Política

Guelaguetza, ejemplo de política cultural (1 de 2 partes)

  • Columna de Juan Noé Fernández Andrade
  • Guelaguetza, ejemplo de política cultural (1 de 2 partes)
  • Juan Noé Fernández Andrade

En 1992 acudí a Oaxaca para participar en un Encuentro de periodistas culturales. 

Nunca olvidé aquella frase que leí en las gruesas paredes de su Casa de la Cultura: “Oaxaca, último reducto de la verdadera mexicanidad”. 

La reunión con colegas de distintas partes del país, sirvió para conocer un poquito más sobre ese bellísimo estado. Fui afortunado al acercarme personalmente a su cultura. Haber escuchado allá al maestro Raúl Muñoz Cota, es inolvidable.

La ciudad capital, como otros pueblos oaxaqueños, sí que son un voluminoso legado de historia, de arte, de tradiciones, de un folclore que al ser respetado y promovido es un activo y ejemplo del México que se mantiene de pie ante la brutal modernidad impuesta y enajenante, y la titubeante política pública en la materia.

Hace unos días, a través del Canal 14 (compartí la señal con familiares y amistades), seguí la exuberante representación artística de La Guelaguetza, y recordé feliz y con emoción cuando la disfruté de manera presencial años atrás.

La Guelaguetza es un mundo aparte, un reconocimiento inconmensurable a los pueblos de Oaxaca, a sus regiones que hermanadas logran hacer una sola festividad, unidos, abrazados, acariciando sus raíces, amando su música, preservando sus lenguas nativas. 

Es una devoción por su historia, por sus costumbres, por su filosofía, por sus mujeres y hombres, su niñez y juventud, por sus adultos y ancianos a quienes honran a través de bailables, de las letras de sus canciones, de sus vestimentas, accesorios y calzado, de la veneración sencilla a sí mismos, a su naturaleza. 

La Guelaguetza es una pieza poética mexicana y universal.

En este campo, Oaxaca es grande. Cuna de intelectuales, de creadores y artistas multifacéticos, de una vasta y deliciosa gastronomía y una literatura genuina. 

Y, pese a las desgracias que se han abatido sobre su población, no han extraviado su amplio horizonte y con tan arraigada cultura envían un mensaje de insondable mexicanidad.

El pueblo oaxaqueño se sitúa por arriba de una clase política y gobiernos que le han fallado estrepitosamente, y han evitado ser despojados del amor a su tierra.

Y bueno, me resultó inevitable pensar por qué en La Laguna de Coahuila y Durango, o por qué en Coahuila y por qué en Durango no hemos materializado una fiesta cultural y artística de este calibre, algo que promueva y fortalezca nuestra identidad regional y estatal. 

Reconozco esfuerzos mediante algunas festividades en ese terreno de lo sensible que es descubrir, presentar y difundir el talento artístico, creadores, intelectuales coahuilenses, duranguenses y laguneros. 

Pero hasta ahí, no trascienden. Nos gana el marketing, la idea de que presentar en las plazas públicas a grupos musicales y cantantes comerciales sirve para tener contenta a la gente. 

La Guelaguetza lleva 90 años y la visitan miles y miles de personas del país y del extranjero.

¿Sería una locura que nuestras instituciones convoquen a artesanos, solistas, grupos, niños, jóvenes, adultos, escritores, bailarines(as), poetas, artistas escénicos, plásticos, medios de comunicación y entre todos convocar y organizar una fiesta identitaria lagunera, coahuilteca, duranguense?

La Guelaguetza es resultado de una inteligencia y amor a lo nuestro, la conciben y trabajan en equipo, sin discriminación, sin racismo, sin exclusiones, un ejemplo de política cultural desde, con y para el pueblo.

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.