Política

De ‘Karate Kid’ a ‘Cobra Kai’

  • Columna de Juan María Naveja Diebold
  • De ‘Karate Kid’ a ‘Cobra Kai’
  • Juan María Naveja Diebold

Quién podía resistir un maratón de seis horas de Daniel-San y el Señor Miyagi un sábado en cine permanencia voluntaria? Karate Kid es la más reciente producción resucitada en la sed insaciable de Hollywood por revisitar éxitos del pasado con la serie de Netflix titulada Cobra Kai por el dojo oponente a los héroes de la película.

Desde hace muchos años la industria del entretenimiento se ha atorado en el ciclo de revisitar, actualizar y rebobinar. Los resultados son bastante mixtos. Si bien es difícil recapturar la magia de algo que sacó chispas en otra época, también nuestros recuerdos de los originales suelen superar a su realidad. Muchos recordamos haber visto el corte original de Star Wars en el cine o la exposición de los robots usados para Jurassic Park en el Zoológico de Guadalajara.

Aun tomando en cuenta lo difícil que es competir con preciados recuerdos, la actualización frecuentemente resulta distorsionada. Los nuevos actores pueden parecer impostores tratando de imitar a sus antecesores y cuando usan a los originales pueden parecer momias tratando de hacer acrobacias. Al actualizar la temática para ajustarse a la inclusión y diversidad del siglo XXI se puede perder el contexto o politizar el fin de la película, pero si no se actualiza, la policía de lo políticamente correcto se asegurará de su fracaso. Aun cuando todo se alinea perfectamente para replicar la dinámica narrativa original, es casi imposible replicar el espíritu original sin hacer una copia carbón que luego dificulta justificar su existencia.

Es muy difícil retomar una franquicia cinematográfica o televisiva, pero puede ser muy redituable y Cobra Kai logra todo lo que puede pedir un fanático al revisitar la historia. Los protagonistas desempeñan papeles que respetan el tiempo que ha pasado desde el material original; la historia está actualizada para el marco de referencia contemporáneo, pero los personajes actúan de una forma consistente a sus versiones previas; revisitamos temáticas y situaciones similares, pero con nuevas perspectivas. Estamos viendo nuevos capítulos de la misma historia, puesto más simplemente, cambiaron suficiente, sin cambiar demasiado. Un buen refrito es como una buena cirugía plástica, abundan los intentos fallidos y es raro el resultado exitoso que se vea natural.

Quizás parte del éxito de Cobra Kai radica en que no fue creada originalmente por Netflix. La serie debutó como el gran lanzamiento del servicio de paga de YouTube y cuando fue cancelada, Netflix la tomó del bote de basura como lo ha hecho con muchas otras. Proyectos como estos funcionan porque no tienen la carga corporativa de desarrollo; no hay un ejecutivo a quien no le apasiona la historia y no sabe nada de narrativa exigiendo hacer al producto más comercial, más apto para un rango de edades, más atractivo para el sexo opuesto. Simplemente lo dejaron ser.

Como fanático puedes ser defensivo del producto original y no querer que nada arruine tu relación con el contenido, es entendible, son más los refritos malos que los buenos. Personalmente, yo tomo la otra postura, estoy agradecido de revisitar a viejos amigos y ambientes familiares. No los van a dejar de hacer, así que es mejor disfrutarlos.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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