Casi cuatro décadas de militar en el PAN tocaron su fin. Era preciso estar en el lugar correcto, donde se defiende la vida, la libertad, la propiedad, la empresa, el libre mercado y la clase media.
Hacerlo en un momento crucial donde no existe una sola voz opositora y lo que campea en el territorio nacional es una voz que se habla a sí misma, ajena a la realidad que vivimos, sorda, dispuesta a todo para consolidar un régimen autoritario; en una arena política sin rival, solo se escucha la mañanera y su consigna de imponer el socialismo del siglo XXI o neomarxismo, fiel a la militancia al Foro de Puebla (Foro de São Paulo):
El socialismo del siglo XXI o neomarxismo tiene 4 elementos:
1. Un partido de Estado, amorfo, que obedece al alter ego de las mañaneras, invisible en La Chingada.
2. El voto despensa, mecanismo nefasto, quizá fruto de la asesoría cubana, que, semejante a la cartilla de racionamiento, solo considera a la persona como un objeto electoral, un voto manipulado para permanecer indebidamente en el poder.
Este es el verdadero Morena, manejado por la secretaria del Bienestar, con un presupuesto anual de 1 billón 115 mil millones de pesos para 56 millones de votos despensa, que se distribuye entre los beneficiarios a través de una operación electorera de 350 mil “siervos de la nación”.
3. Supremacía legislativa, obtenida ilegítimamente manipulando la asignación de diputados plurinominales para darle a Morena y a sus aliados una mayoría calificada en la Cámara de Diputados Federales; y la mayoría calificada en el Senado con la compra, chantaje y amenazas a senadores del PRD, MC y PAN, sumados a sus partidos satélites, Verde y PT.
Con este poder desmedido e ilegítimo que se auto otorgaron, le están dando rostro y nombre al socialismo del siglo XXI: terminar con la libertad, la economía, la salud… sepultar la democracia por la que llegaron al poder para intentar quedarse con él por muchos años, como una réplica del régimen cubano, asesor de Morena.
4. Un sistema morena-socialista sin alma. Así lo definió el que quiere su maximato: en política… hay que preferir la eficacia a los principios.
Por eso decidí estar en México Republicano, para trabajar por un país con libertad, con fuerza, con grandeza.
Para rescatar la clase media, la última línea de batalla contra el autoritarismo que no cree en el mérito, el trabajo, la empresa, la propiedad; un autoritarismo que solo cree en el voto despensa, en regalar dinero y en la mediocridad. Cambié de trinchera, no de principios; la trinchera de los que no se rinden, la trinchera de México Republicano, donde sus integrantes son hombres y mujeres que ya dicen lo que la gran mayoría de los mexicanos quiere oír.
