Nos han confinado por una grave emergencia sanitaria al parecer incontrolable en algunos países de Europa. En América Latina ha comenzado a crecer la mancha (los especialistas le llaman cresta) y en México se ha declarado recientemente la (ya adelantada y prevista) Fase dos (2). Esto quiere decir: el Covid-19 tiene la capacidad de infectar de persona a persona porque ha dejado de tratarse sólo de casos importados. Es una enfermedad, en todo caso, que los pudientes nos han traído del otro lado del mundo a los marginados que no contamos a veces con servicios de salud pública.
En África, asolados ya de hambre, de inmunodeficiencia adquirida y demás desastres, se espera una situación verdaderamente desastrosa: la gran mayoría no tiene no manera de lavarse las manos. No hace muchos días se analizaba el por qué ahí no habían llegado los contagios, pero ya llegaron.
He visto que las mentes conscientes advierten no atender comunicados falsos que circulan en las tan socorridas redes electrónicas.
Algo ha logrado el Covid-19: es una pandemia que despertó una histeria colectiva sin precedentes. Yo por lo menos me hallaba lejos de imaginar tal escenario.
Muchos lugares vacíos y otros no tantos.
Su Sana Distancia debería aconsejar también ya no visitar páginas electrónicas ni leer impresos donde sólo se mal informa a los desesperados que buscan una solución.
Es decir: todo mundo habla, todo mundo es médico, todo mundo es epidemiólogo y no es así.
Dos cosas esconde la hiper tecnología:
La primera tiene que ver con la economía mundial: indudablemente, no tarda en colapsar. La segunda es más grave y más cercana aunque no la veamos en vivo y en directo: la violencia misma a la que me he referido en entregas anteriores. ¿Alguien puede dar cifras de cuánto ha crecido (exponencialmente) la delincuencia en el mundo afectado por el Covid-19?
El asunto se torna delicado: se trata de nuestra salud, de la pública. Si a los países que cuentan con más recursos que el nuestro los ha traído en jaque, qué se espera entonces. Explica el sub secretario de salubridad de la federación que en México la fase de contingencia 2 se anticipó un par de semanas a pesar de que no había aún casos de contagios que no fueran los importados. Ahora se refuerzan las medidas: cierre de parques, de bares, de salones de fiesta, de gimnasios y de templos.
¿Pero quién habla ahora de una mujer que sufre maltrato familiar? ¿De un hombre que mata a otro porque no le vende un gel antibacterial? ¿De alguien que tiene días sin comer? ¿De la violencia que se extiende más que un virus?
Nadie.
