Sí, y de tendencias en las muy hiperactivas redes sociales. Un infractor, para la concepción social y jurídica, es aquel o aquella que rompen una norma, transgrede una ley. Para el caso, consultar las palabras del clásico: “Quién comete un delito se llama delincuente” ¿O no? Pero hay muchos que se quedan en la impunidad.
Me resisto aún (ah, la edad) a pasarme el tiempo y la vida consultando páginas electrónicas que repiten hasta el aburrimiento la información. Una y otra vez. Y se repite la historia.
Pero también aparecen en los noticieros radiofónicos (nacionales o locales) matutinos o vespertinos y vuelven ya casi al anochecer. Lo mismo pasa en todos los canales de televisión. Y entonces nadie teme a nada, signo de los nuevos tiempos. Eso preocupa demasiado porque estamos expuestos a todo peligro. No hay una próxima aparente solución.
Esta semana ha habido varios casos: un pastor extranjero que se entregó voluntariamente luego de mucho de haber estado escondido. Él quería presuntamente legalizar la pederastia. ¡Vaya!
Luego, entre muchos más, se dieron otras detenciones: la de un de un personajazo presunto chantajista de políticos acusado de formar empresas fantasmas y lavar dinero. Y no tres pesos: millones. Tiene defensa poderosa pero será sinuoso su camino.
El otro caso está directamente relacionado a una presunta violencia de género, delito grave si los hay, más ahora que las mujeres han abierto brecha en la búsqueda de espacios para defenderse. Y han logrado mucho.
¿De dónde o por qué tanto encono? ¿De dónde o por qué tanta enfermedad de las almas? ¿Tanta ambición? Pobres.
El asunto es que en todo el país crece la inadmisible violencia.
Lo que antes era verdadero asombro ahora es parte de la vida cotidiana. Hay gente que se levanta y busca las noticias para descubrir nuevos crímenes, robos o cosas parecidas. El fin de semana hubo elecciones para gobernador en seis estados de la república, sabemos los resultados, un buen distractor de todos modos, pero los hechos se suman a otros más que han impactado a la sociedad.
He estado mucho muy ocupado transcribiendo (y reescribiendo) algunas cosas pendientes. No me distraigo mucho con temas fuera de mi afinidad. ¿Y luego? No hay a donde ir, argumento que la pandemia continúa, sigo alejado del mundo y entiendo que no se puede escapar de lo viral. Lo viral lo contamina todo. Y ya.
Juan Gerardo Sampedro
@Coleoptero55
